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A casi nadie le gusta la música

Suena The Police en cualquier bar. Alguien de treinta y pico grita y canta de esa forma que tú y yo sabemos: el tema de siempre. Uf. Es a esa gente a quien no le gusta Keiko o Triángulo de amor bizarro. Puede que ni le guste la música.

Europa nos come. Celebramos un día de la música impuesto, como tantas cosas, cada vez más restringidas, legalizadas, nada salvajes. Y con este percal sociopolítico entras al Aguere, a ver.

Keiko se lo hace bien. Ellos sí son un triángulo. Su formación, básica y potente, funciona: el tiempo no ha cerrado una apuesta de tanta frescura que resulta clásica y nueva. Base de folk-rock para pasajes pop, funk e incluso coqueteos ruidistas. Uno piensa que esto podría crecer, que puediera deberse a Diego Hernández, cuyas aventuras solitarias recordaran a Sparklehorse. Pero el triángulo de Keiko es equilátero y su sonido trabajo de una banda. Así que para continuar con las atmósferas mencionemos a Triángulo de amor bizarro.

Las etiquetas aburren. Este gupo no. Porque la pegada de su muro de sonido proviene de una actitud admirable en escena. Pero las etiquetas influyen. Triángulo es el grupo que pocos defienden pero que vamos a ver. Hijos de cierta oleada post-punk estatal tras El columpio asesino, siempre pensé que llegaban para quedarse. A los indies les parece demasiado punk. A los punkys, demasiado noise. A los rockeros, demasiado pop...  una indefinición incómoda que a otros nos resulta lo más seductor, ese ejercicio de libertad creativa.

Imposible no nombrar a My bloody valentine en el mejor sentido, porque Triángulo recoge personalmente esa influencia para generar atmósferas intensas que atrapan las voces, o ritmos frenéticos que recuerdan la primera época garagera de aquella banda de culto. Les seguiré la pista, sin duda. Pero nunca corearé sus canciones como esa gente que sigue gritando con The Police. Prefiero evolucionar despacio y seguro, como hace Keiko.

Crónica del concierto de Keiko y Triángulo de amor bizarro en la celebración del Día Europeo de la Música en Aguere Cultural.

Texto: Adán Hernández, Foto: Encarneviva