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“Nunca fuimos modernos”

El Hombre Bala cumple cuatro años convertido en uno de los locales más interesantes de la capital. Es un espacio para el desarrollo, para tomar y escuchar buena música, un lugar de buenos y necesarios encuentros, un establecimiento con personalidad del que hacemos un pequeño balance junto a su gerente, y sin embargo amigo, Julio Delgado.

Lagenda.- Cuatro años ya...

Julio Delgado.- Cuatro años llenos de alegrías y de nervios. El entorno donde nos metimos en su momento era como un órgano transplantado que tiende a ser rechazado, ocurre como con esta ciudad y el ocio nocturno. Ahora está como de moda pero en su momento fue conflictivo. El ocio en Santa Cruz era muy homogéneo y muy monocolor. 

L.- El órgano es por supuesto el antiguo Honky. 

J.D.- Ocurrió hace ya seis años, el Honky pasó a la historia por una nefasta gestión. Tuve la oportunidad de retomar la esencia y buscar los orígenes de lo que había sido ese local, con un tono más moderado, y con la esencia de ser un lugar para el encuentro de personas que charlan, se pasan discos, hablan de un proyecto, etc..

L.- El Hombre Bala tiene un público variopinto, pero es normal encontrar artistas charlando en la barra, en la terraza…

J.D.-  Sí, es verdad que el público que viene al bar o hace algo o es muy fan de algo. No tienen por qué ser músicos, ni diseñadores, ni escritores, ni hacer esculturas. He tropezado con gente que no siendo artista se sabe alfabéticamente los temas de The Beatles. Efectivamente algo raro tenías que ser para venir al Bala. Pero eso fue quizá más al principio, ahora existe una combinación curiosa de públicos, a veces hay un ambiente más pijo, otras más duro, pero casi siempre moderado… aunque a veces se arme. 

Alberto Bouza

L.- Tu oferta de música en vivo siempre la has tenido clara. Propuestas canarias con personalidad. 

J.D.- No creo que la música sea un negocio, al menos en el ámbito en el que me muevo. El que la oferta sean grupos con canciones propias en su momento imprimía un carácter muy particular al local, ahora pasa un poco más desapercibida gracias a otros locales que tienen buena programación y que en algunos casos solo pueden programar algo si la policía les deja. 

L.- Una pena. Pero no te puedes quejar, los grupos siguen queriendo venir a tocar a El Hombre Bala.

J.D.- Hay grupos que no pueden tocar en otros locales, por su perfil o su envergadura. Sabemos que si haces por ejemplo tres conciertos seguidos, uno aquí, otro en El Quilombo y otro en La Laguna, ya prácticamente has hecho el circuito y seguramente al tercero irán solo tres colegas a verte.

L.- Pero también has dado al Bala un aire diferente, programar actividades como un campeonato de StreetFighter o proyectar un ciclo de cine con ‘Gremlins’, ‘Ghostbusters’ y ‘Los Goonies’ no es muy normal, ¿no crees?

J.D.- Preferiría que fueran otros los que contestaran esa pregunta. Fíjate que creo que al bar vienen más geeks que hipsters. Nunca fuimos modernos. De hecho creo que el movimiento hipster tiene una fecha de caducidad que ya está muy próxima. No creo que programar ‘Gremlins’ sea algo moderno, en todo caso friki y aún así hay quien nos considera aburridos. Prefiero ser aburrido, es lo que nos gusta. Estamos encantados de ser aburridos.

L.- ¿Qué crees que impulsa a la gente a venir al Bala?

J.D.- Hasta hace poco, casi que no había un local que te dejara entrar si llevabas tenis o camisas de asillas a tomarte algo. Esto fue antes de ayer. Ahora hay otro ambiente, más de moda, más lagunero e informal.  Digo lagunero porque una vez el Presidente del Cabildo nos llamó ‘laguneros’ en una reunión del ramo de la hostelería. “Ustedes son los laguneros”. Lo que puede sonar como un comentario al límite fue para nosotros todo un halago. También en aquel momento no existía la diversidad que hay ahora. Hay mucha gente que se siente muy cercana a nosotros y otros que solo le ponen pegas.

L.- ¿No es de locos mantener un local de música en vivo en Santa Cruz?

J.D.- Con el Honky aprendí que las locuras no llegan a ningún lado. Por alguna razón la ciudad tiende a la hostilidad con el ocio. El ser humano lleva más de 5000 años teniendo miedo de lo que desconoce. Las chifladuras te llevan al cierre. Las autoridades competentes que rigen el ocio nos recibieron con hostilidad. He pagado unas cuantas multas, incluso intentando ser moderado. A pesar de eso es un ambiente que me gusta. De joven me aburría en Santa Cruz y subía a La Laguna. Era un lagunero que dormía en Santa Cruz o un santacrucero que vivía en La Laguna. Santa Cruz era un tostón y subía a La Laguna a ver lo que fuera o a ponerme de pie en El Troya a ver pasar gente. Tenía que hacer algo para tener en Santa Cruz un sitio en el que me gustara estar.

Era un lagunero que dormía en Santa Cruz o un santacrucero que vivía en La Laguna

Eso sí, entre las presiones, las obras y la crisis nos hemos mantenido. Pero echo de menos caras. Gente muy bien preparada y de un gran nivel intelectual que por efecto de la crisis han tenido que salir de aquí a trabajar fuera. Hemos perdido a muchos de esos que no dejaban entrar en otros locales por llevar chanclas, barbonas o tatuajes y que posiblemente tenga un par de carreras y sepan tres idiomas.

Que venga a tocar gente como Audiometría, es un privilegio. Este tipo de conciertos son como un disfraz, un detalle económico por tocar, creo que son favores que nos hacen los grupos. No hay negocio en esto, ni aquí ni en ningún sitio. Son cuatro duros a no ser que como promotor hagas algo excepcional en otro lugar como un aniversario u otro tipo de celebración. 

L.- Pero por algún motivo seguirá abierto. 

J.D.- El otro día me preguntó David de No More Tales que qué tal me iba, y le contesté “no se donde voy a estar dentro de dos meses” y me respondió que ya llevaba cuatro años oyendo la misma maldita frase. Pero es que es verdad. No lo se. Los precios en general son populares pero el día a día es muy estresante. Me preocupo de que los chicos que trabajan aquí cobren un dinero digno. Los grupos cobran siempre algo. Además siempre puede haber una desgracia por el camino, pero por otra parte comenzamos un nuevo proceso. El público se va renovando, hay gente que deja de salir… nos vamos adaptando.

L.- ¿Cómo ves el circuito de música local desde tu perspectiva?

J.D.-  Es muy complicado además porque ves que hay gente haciendo canciones que no interesan a nadie. Pero a nadie. Los grupos se nutren principalmente de sus amigos. El público va a tus conciertos porque es tu amigo y tu vas a los suyos como por obligación. Pasa en todas partes, lo veo en todos sitios pero lo sufro mucho aquí. Me he hinchado de ver eminencias musicales o grupos amateur en la terraza que no se levantan ni a asomarse a ver quién está tocando dentro. Ni el más mínimo interés. Ni escuchar un minuto. Es alucinante. Creo que habría que fomentar el interés hacia este tipo de actividades. Viendo los factores por separado la ecuación no cuadra, pero el bar sigue abierto, a pesar de que veo menos público. Conozco gente que trabaja en medios de comunicación y que desconoce que en Canarias haya grupos que tocan temas propios. Salen y ven a The River o a Almas de Goma o el Tributo a Luz Casal. No puedes luchar contra ello, ni con las 10.000 personas que vinieron a ver a Paquirrín en carnavales. Sería una actitud positiva e inteligente por parte de las autoridades si fomentaran el circuito.

L.- Pero tu sigues en la lucha, y lo fomentas a través de tu sello discográfico.

J.D.-  Sí, pero yo soy un egoísta. Esto lo hago por mí. Quería contener mi inquietud por la música y darle gustito. Puede parecer derrotista, pero que sepas que son muy pocos quienes conocen la existencia del sello. Aunque que queremos saltar la barrera de la comunicación y llegar a otros públicos lo veo complicado, no creo que podamos hacerlo a través de la prensa porque no creo que le importe a nadie. A veces prefiero regalar los cedés en la presentación de un trabajo y así artista y sello se aseguran de que al menos los colegas que han ido al evento se llevan un disco. Vender tres o cuatro discos a la semana tampoco es un negocio a pesar de que algunos nos consideren una especie de secta. En determinados momentos hemos tenido algún repunte de interés como cuando comenzaban Gingerbread Soldier, con quienes había cierto revuelo, pero ahí quedó. De momento solo nos queda seguir editando en el futuro.

Y no les contamos más porque la conversación derivó hacia otros derroteros que como bien decía Julio, solo nos interesan a tres o cuatro. Si quiere usted ser uno de esos tres o cuatro pueden pasar por El Hombre Bala y apoyar la música made in Canarias.