Desde fuera podría parecer la pesadilla de un músico cualquiera. Cero armonía, cero estructura, ni estribillos, ni estrofas, ni parte de en medio. Desde las 16:00 horas del sábado se produjo en Santa Cruz de Tenerife un hecho histórico, auspiciado por el Festival Numa Circuit y celebrado en Equipo Para. Con la coordinación de Manolo Rodríguez y 32 grados a la sombra, se ponía en marcha este memorable maratón de 8 horas ininterrumpidas que se escondía bajo el nombre de sesión continua de improvisación libre.
Ocho horas de caos controlado y descontralado, 480 minutos de búsqueda y huida de nexos en común. Desarrollos imposibles para desarrolladores complejos cuya única batalla era interior, hasta 18 artistas que no competían ni por un premio, ni por un récord, ni siquiera por acabar, simplemente por alcanzar la placidez que supone encontrar durante estas horas uno, varios o cada momento de emoción. La magia de aprender mientras improvisas, afrontar continuamente nuevos ajustes. Retos que aparecen sin avisar, tensión, dispersión. Libertad absoluta para los presentes que podían parar cuando quisieran, ya fuera para ir al w.c., estirar las piernas, tomar un respiro acompañado de una copa y volver con nuevas ideas, diferentes enfoques que refrescaban de forma determinante cada reincorporación.
El aburrimiento también está permitido, de hecho el poco público que entraba y salía del Salón Bastardo del Equipo Para pudo presenciar momentos de gloria, de lucidez, de tedio, jolgorio y pasión, concentración y pasotismo. Ruidos, texturas, armonías desolladas. Sana intermitencia entre suciedad y pulcritud. Instrumentos orgánicos, batería, bajo y contrabajo, violonchelos, varias guitarras y no guitarras, saxos, trompeta, armónica, escapando del espacio artificial de sámplers, multiefectos y osciladores. La cuenta atrás para un final imposible, cabezas sin cabeza, el único silencio de toda la sesión roto por aplausos agradecidos. Objetivo cumplido, todos sanos y salvos, no hubo que lamentar bajas, ni desmayos, ni ataques de pánico, tan solo que todo acabara. Libertad para los campeones. Artistas cargados de inventiva que forman un colectivo curioso, provenientes de diferentes disciplinas, clásicos y roqueros, jazzeros y electrónicos, minimalistas y sinfónicos, cohesionados por el buen entendimiento, la amplitud de miras y sobre todo por la diversión que supuso este experimento. Una minoría apiñada y concienciada con su estatus e implicada a vida o muerte en su propia supervivencia.
20 de abril de 2013 en Equipo Para, Santa Cruz
Foto: Naira Expósito Méndez
Texto: Conache
Otra opinión autorizada: José Guillén de Electro Caustic Trio en www.la-mirada-automatica.com
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Álbum de fotos del evento por David Perreko en facebook
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