Este concierto formaba parte de la programación de la Feria del disco Canario, evento que trata de ser una muestra del pasado, presente y futuro de la producción musical canaria, y estos dos grupos son un ejemplo claro de ello.
Empecemos por el pasado en el sentido más positivo de la palabra, Carlos Catana es un músico que desde los ochenta ha sido miembro de grupos como Facies, Paraíso Animal o Eso es, demostrando a lo largo de más de 25 años que posee una energía y actitud rocanrolera inagotable. Su puesta en escena y música recuerda al rock callejero de los ochenta (Burning, Ramoncín o incluso Miguel Ríos...) pero su personalidad teatral lo aleja de ser una simple copia. Sus músicos son veteranos , confieso que no soy fan de este tipo de rock pero cuando se toca bien se hace más llevadero. Las letras poéticas de toque social que le daban el último toque a los temas y su manera de cantar que a veces me recordaba a Raphael hacían un coctel de rock añejo perfecto.
Para presentar la edición en vinilo de su último disco los Brutalizzed Kids quisieron hacer algo diferente y se les ocurrió que miembros de otros grupos de canarias subieran a cantar o tocar con ellos. Desde los No more tales o Abuela muerte tocando y cantando temas más brutos hasta los GAF colaborando en canciones más atmosféricas pasando por una versión raggahiphopera de 'Mírame a la cara' con El del 28, Fernikhan (Veneno Crew) o Isaiah (Pachumba) buenísima.
Las canciones se veían enriquecidas por ejemplo con las colaboraciones de Juanjo Jorganes en 'Oxido' , de Deborah ( La Masacre ) en 'Hoy de noche' o con Ventor (Species, Green Cohete).
En la parte electrónica del grupo, Pablo crea atmósferas bailables que Fafe, Efrén y Tato completan con riffs y ritmos contundentes que sin los cuales no puedes parar de saltar, tocando verdaderos hits uno tras otro y consiguiendo con su punk trash electrónico nuevos fans concierto tras concierto.
Lo único que no me gusto es que a veces la parte más electrónica saturaba y no se escuchaba la guitarra y el bajo… bueno y los parones inevitables para acomodarse a las colaboraciones.
De resto es una experiencia contundente y pasional ver a los brutalizzados en concierto porque al final te dejan sin respiración.
Una crónica de Gabrielín. Carlos Catana & Business Class en Aguere Cultural. 13 marzo de 2015
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