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Había interés por ver a Pedro Guerra en esta serie de visitas, ya acostumbradas, al Búho Club. La figura del güimarero, desde Taller y también tras él, fue fundamental, en su día, para impulsar una nueva forma de hacer canción de autor en Canarias. Un género muy arraigado por estas tierras y que explica que todo lo que hace Guerra se mire con atención, como este 'El mono espabilado', nuevo trabajo que rompía la algo complaciente tendencia de discos de versiones y recopilatorios en directo.

En su extenso repertorio, hubo hueco para varias de las nuevas canciones, que funcionan relativamente bien: a estas alturas, Guerra no tiene nada que demostrar en el arte de hacer canciones. Pero donde el público responde al máximo es en su cita ineludible con los grandes clásicos de su repertorio: El marido de la Peluquera, Daniela, Debajo del Puente, Contamíname... su sola insinuación transforma inmediatamente al público en corista, además, con la lección (las letras) bien aprendida.

Se despidió con la primera canción que compuso, 'Cathaysa', que ahora volverá a grabar en su próximo disco en directo que conmemora los 30 años sobre los escenarios. Mucho ha llovido, no sólo en lo artístico, sino también en lo social, desde que Guerra musicara la historia de la niña guanche raptada y da incluso hasta vértigo contemplar, en la trayectoria misma de la canción, la vivida por cada persona, empezando por este que escribe. Reflexiones aparte, la ovación fue unánime por parte del público del Búho Club, que estaba hasta los topes, y que disfrutó muchísimo con una actuación de distancias cortas.


Búho Club, 15/03/13

Crónica de Vector Álvarez