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Haz el bien y mira a quién

Las desigualdades económicas entre países siempre han existido. Hubo un tiempo en que la caridad la ejercían solo la Iglesia y Cruz Roja, pero desde que hace medio siglo surgió el concepto de ayuda al desarrollo, una nueva forma de solidaridad comenzó a crecer bajo el paraguas de las oficinas de política exterior de los gobiernos y de las organizaciones no gubernamentales (ONG). En plena era global, la eficacia, objetivos, modelo y campañas llevadas a cabo por la cooperación internacional están más que cuestionadas y hay muchos analistas que ya hablan de fracaso. “En realidad, la mayoría de los ciudadanos no sabe nada de lo que pasa en África, y no lo sabe, básicamente, porque no le importa demasiado”, apunta el antropólogo Gustau Nerín en su demoledor y polémico libro 'Blanco bueno busca negro pobre' (Roca Editorial, 2011).

Sin embargo, aquellos que colaboran y trabajan en causas humanitarias se defienden y hablan de un cambio de modelo que presenta soluciones concretas a un nivel local. “Creemos que la aportación que podamos generar desde Tenerife está contribuyendo a realidades concretas de personas concretas, y eso es importante”, dice la representante de la Asociación Puentes con Camboya, Sonia López, una ONG canaria fundada en 2011 con el fin de “hacer de puente [valga la redundancia] entre quienes quieran colaborar y necesidades reales” del país asiático. En este viaje solidario de ida y vuelta, recalarán el próximo 28 de junio en Café Siete de La Laguna para, entre otras acciones, presentar “en un ambiente distendido” los resultados del proyecto Somos 50, mostrar otras iniciativas que tienen en marcha, así como elegir un programa para apoyar en el futuro.

El encuentro, de 19:30 a 20:30 horas, se ofrenda como una cita abierta no solo para los miembros de la asociación y colaboradores, sino también brinda una atrayente oportunidad a aquellos interesados en conocer un poco más la realidad de la población camboyana, así como a quienes quieran pasar un rato de diálogo sobre otra manera de hacer cooperación. Para ello, Puentes con Camboya también ha programado la asistencia de compañeros camboyanos, quienes compartirán con los asistentes su experiencia. Paralelamente, la sala donde se desarrollará el encuentro estará 'ataviada' con las exposiciones de fotos 'Camboya, el reino de las mil caras', de Olivia Molina, Javier Amigó, Patricia Chinea y África Amador, así como 'Camboya, pequeñas historias', de Alessandro Vannuci.

“Somos una ONG pequeña y de reciente creación, promovida por un grupo de personas que, sensibilizadas con las dificultades de muchos países en vía de desarrollo, hemos decidido no quedarnos de brazos cruzados, conscientes de que a través de pequeños esfuerzos sumados se puede construir un mundo más justo e igualitario”, afirman desde la asociación. Consciente de la existencia de alrededor de 3.000 organizaciones en España, cada una de ellas diversa, se han trazado una línea de trabajo en la que para hacer más efectivos sus logros “la cooperación” se convierte en “un medio”: “Trabajamos a través de proyectos a largo plazo cuyo objetivo sea mejorar de manera sostenible las condiciones de vida las comunidades”, explica la miembro de la asociación.

El resultado se traduce en favorecer que los colaboradores realicen “un apoyo continuo y estable con las comunidades de origen en lugar de aportaciones puntuales de sumas de dinero”. “Ese es el concepto de cooperación de Puentes con Camboya y nuestros colaboradores confían y comparten esa manera de entender la ayuda”, argumenta Sonia López.

Esta idea abstracta se materializa en “proyectos que generan cambios en las condiciones de vida de personas concretas” como es el caso de Somos 50, un servicio de información para garantizar la transparencia de las ONG y un desarrollo sostenible de Camboya, cuyos resultados se presentarán el 28 de junio.

En los últimos dos años que ha durado la iniciativa, las personas participantes (en principio se había fijado un límite de 50), con una aportación de seis euros mensuales, “un total de 300 euros”, han estado sufragando los gastos de alquiler y del personal que en una población llamada Siem Reap se dedica a informar a turistas, voluntariado y colaboradores de cuáles son las organizaciones que ofrecen garantías de honestidad y buen trabajo y cuáles en cambio no ofrecen dichas garantías y son en muchos casos instituciones que captan fondos para el enriquecimiento particular. Este proyecto se realiza en colaboración con ConCERT, una ONG local.

“En estos dos años la ONG local ha conseguido consolidar su proyecto y replicar esta metodología de información. Ahora, desde Puentes con Camboya lo que haremos es presentar estos resultados a los colaboradores y entre todos y todas elegir otros proyectos con necesidades concretas a los que apoyar durante los próximos dos años. El objetivo es impulsar, con pequeños apoyos pero estables proyectos que sean sostenibles en la propia comunidad. Por eso nos marcamos hitos de dos o tres años de colaboración”, expresa.

Apoyo a los niños

Las denuncias surgidas en los últimos tiempos contra ONG que disfrazaban de caridad negocios lucrativos no han ayudado a mejorar la imagen de este tipo de organizaciones, mayoritariamente integradas por personas que deciden aportar un grano de arena para contribuir a una mejor calidad de vida de países en vías de desarrollo. El caso concreto de Camboya es bastante cruento. Según cuenta la asociación tinerfeña, integrada por apenas una decena de miembros que ha vivido en primera persona la “complicada realidad” del país, “desde tan lejos igual nos es difícil de entender, pero los datos y la vivencia de nuestros colaboradores demuestran que existen algunas entidades fraudulentas que se aprovechan de la realidad para su propio enriquecimiento económico o personal”. Especialmente llamativo es el uso provechoso que se hace de los miembros más vulnerables de la sociedad, los niños, que son “comercializados para satisfacer las demandas de los turistas privilegiados, añadiéndose a la lista de posibles actividades para las vacaciones”.

Se trata de una “perversidad”, a juicio de Sonia López, contra la que, a miles de kilómetros, intentan luchar desde la asociación y desde las ONG trasparentes y responsables que apoyan con proyectos concretos, informando al visitante. “Por eso es necesario conocer bien el destino y los canales de la ayuda. En Puentes hemos considerado que era interesante apoyar proyectos que sí funcionan bien más que generar iniciativas nuevas además de denunciar las situaciones ilícitas o amorales”, argumenta. Así, continúa, “con proyectos como el de Somos 50 o cualquiera de los proyectos de las más de 20 ONG acreditadas por ConCERT” se multiplica “la información veraz” y se evita “entre otras cosas el turismo de 'orfanatos' práctica que está profundamente arraigada en el país”.

El descrédito de la solidaridad mal efectuada y las consecuencias de una crisis global y recortes generalizados que hacen imposible mantener el 0,7% del PIB que los Estados se comprometieron a destinar para el desarrollo de los más desfavorecidos transforman en imprescindible “más aportaciones para hacer frente a demandas reales” que llegan de países como Camboya, que ocupa el puesto 138 en el índice de desarrollo humano, “demandas de situaciones urgentes relacionadas con salud, educación, etc.”, recalca la integrante de la asociación tinerfeña, cuyas competencias también abarcan labores divulgativas enfocadas a acercar a la sociedad a la cultura y realidad del “país asiático desde una mirada positiva y alejada de estereotipos”.

Propuestas como Puentes con Camboya, dolidas por la justificada indiferencia de la humanidad, ayudan a rehabilitar no solo el concepto de solidaridad sino también a profesionalizar el acto de donar. “El trabajo de las ONG es fundamental pero es cierto que hay mucho por construir y mucho por denunciar, por eso es importante cada grano de arena”. No solo es necesario hacer el bien sino lo es más todavía mirar a quién.