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Risas noir en 'Crímenes horrendos'

El pasado 3 de marzo, dentro del festival Tenerife Noir, se ha representado una versión libre de ‘Crímenes horrendos’ de Rafael Mendizábal, en el Paraninfo de la ULL, y con la puesta en escena a cargo de la Agrupación de Teatro de Filología de ULL.

Se ha cumplido ya una década desde que Rafael Mendizábal publicara esta obra un año antes de su muerte. ‘Crímenes horrendos’ es una compilación de varios monólogos, diálogos y piezas de tres intérpretes, que suman un total de 29 textos dramáticos en torno a algo muy presente en nuestra sociedad y que el autor califica como lo horrendo: aquellas cosas de la realidad que causan repulsión a la sociedad, detalles sórdidos y oscuros, la motivación que existe en el individuo que perpetra un asesinato. Por cincelar esta materia prima para esculpir risas, es por lo que Pedro Víllora define esta obra como: “El humor brutal de Rafael Mendizábal”

Sin ninguna duda, el filtro que ha ejercido el director en esta versión libre es patente sin dejar de lado la esencia de la obra original. En la interpretación de los miembros de la agrupación de teatro de Filología se ha transmitido al público, mediante la risa, un mundo de relaciones personales basadas en la envidia, codicia, lujuria y manipulación, análogas a la realidad hedonista de nuestros tiempos.

Esta versión libre dirigida por José Antonio Ramos Arteaga, salva la aparente desconexión narrativa de los fragmentos de la obra mediante una escenografía que sugiere un plató televisivo en el cual se desarrolla, entre carcajadas y trompicones, un programa de sucesos. Los diferentes personajes homicidas van apareciendo, contando su propia historia, mientras que las transiciones y movimientos de objetos de la escena se realizan, por el ficticio equipo de producción, a petición de Andrea Caracortada, personaje que hace de presentadora e hilo conductor de toda la pieza. Otros aspectos destacables de esta versión han sido la inclusión de elementos de danza y musicales, como el homenaje a la película Chicago, y el curioso papel que desempeñó el público aplaudiendo entre piezas breves, como si de una gala televisiva se tratase. Al finalizar la obra, pudieron verse sobre el escenario muchas caras de felicidad de los asistentes al estreno, bailando alocada y libremente la canción de ‘la funcionaria asesina’ de Alaska y Dinarama.