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Bucles en la calle

Hay muchas formas de conocer a Ruskin Herman. Una de ellas es pasearse por La Laguna durante las dos horas y pico en las que se dedica al busking por las calles de Aguere. Otra es ahondar en su más que interesante pasado como guitarrista de jazz. Pero nos interesa su presente, su opción de buscarse la vida, mandolina en mano, y su nuevo proyecto en solitario Celtic Loops.

Lagenda.- ¿Oye, se vive de esto de tocar en la calle?¿Cómo es la historia esta del Busking, Ruskin?

Ruskin Herman.- Pues se vive mal. Me da para subsistir y poder permitirme algún que otro vicio (necesidades básicas), pero vamos… que no. Hay mañanas en las que te llevas seis y otras en las que te vas a casa con poco más de veinte euros. Hay colegas que de repente te dejan un billete de 10 y señoras que rascan el monedero y sacan un par de céntimos. El busking es buscarse la vida en la calle, es una historia que se remonta prácticamente a la edad media. El término además viene de la palabra ‘buscar’ en español y se llama así en todo el planeta.

L.-¿Cuánto tiempo llevas haciendo busking en La Laguna?

R.H.-  Llevo ya tres años. Cumpliendo además con las respectivas licencias, las reuniones con el Ayuntamiento, los permisos, ...que te los firman simplemente para que no te den la lata los municipales y que además están limitados a días y horas concretas… vamos, para tenernos controlados. Todo el mundo debería poder tocar en la calle, pero ocupar la vía pública es ilegal.

Lagenda

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L.-¿De donde te viene esto de la música celta?

R.H.- - Bueno, mi padre vive en Escocia. No fui un gran consumidor de discos pero de pequeño siempre me llevaba a las ferias y festivales por las islas Shetland. También pensé que era una buena opción, mejor que el jazz, para tocar en las calles. La música celta es un estilo más populista y creo que también mucho más agradecido.

L.- Oye, ¿ y cómo es eso de Celtic Loops con lo que nos tienes a todos intrigados?

R.H.-  Es un proyecto de live looping que me gustaría llevar también a pequeños teatros, locales con un poco de gusto, inauguraciones de exposiciones de arte, etcétera. En Celtic Loops voy mezclando capa sobre capa con bucles de percusión, acordes y armonías celtas que ejecuto sobre la marcha y sin nada pregrabado. Bueno, tengo una caja de ritmos que me marca el tiempo a modo de metrónomo, pero no es parte del loop, de hecho, lo normal es que se disuelva en el propio ambiente. Si se me resiste tengo un Bodhran con el que haciendo sonar un par de toques la hago desaparecer.

L.- ¡Jo! Pero.. consigues sacar un montón de sonidos de tu mandolina, yo he escuchado hasta gaitas…¿Puede ser?

R.H.- Sí, claro… para eso utilizo mis pedales de efectos. Tengo dos sets, uno de calle, más portátil y otro un poco más descomunal para escenarios. La electrónica me obliga a hacer algún que otro parón a la semana porque mi sistema de calle es eléctrico y totalmente autónomo. Va con baterías que me duran una serie de horas a la semana y hay siempre algún día en que tengo que parar para recargarlas. Me encanta buscar nuevas sonoridades y no tengo ningún prejuicio con el estilo, me atrevo a meter distorsiones, puedo recrear una base que puede ser prácticamente heavy metal pero en la que la melodía celta sigue estando ahí. 

L.- ¿Llevándote tan bien con la electrónica y estas moderneces de los loops? suponemos que triunfarás con las redes sociales e internet.

R.H.- Internet y el Facebook en concreto es el lugar en el que he encontrado la inspiración para lanzarme con este proyecto de Celtic Loops. Live Looping  es un movimiento que sigo a través de las redes, está en todo el planeta y existen además festivales dedicados en exclusiva a este género como el Y2K14 International Loopfest , incluso hay uno en Alicante.

L.- Vale, pero ¿No piensas grabar un disco con esto?

R.H.- No creo que grabar un disco tenga mucho que ver con la filosofía del live looping. Casi todo lo que hago es improvisado. No tiene por qué salirme igual dos veces la misma pieza. A veces empiezo con percusión, que grabo directamente golpeando la caja de la mandolina, otras con un arpegio, con un sonido continuo o con acordes al más puro estilo DAD-GAD.  Además no es del todo legal vender discos en la calle, se te quitan las ganas. 

Sí que estoy detrás de grabar un deuvedé o hacer alguna filmación con proyecciones detrás. Le he dado el toque a Carlos Arteaga para las visuales, me encantaría que fuera algo muy simple con imágenes muy lentas y muy psicodélicas, pero al estilo artesanal con ceras y pigmentos. La idea sería poder llevar esto a un espectáculo en vivo, teatros y salas donde se pueda cobrar dignamente por este proyecto y donde la música y las visuales creen el ambiente sin que la gente tenga que estar pendiente de mí, pero también sin que dejen de prestar atención a la música.

 

Lagenda

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Ruskin nos invita amablemente a presenciar su espectáculo en sus dos próximas citas a las que les aconsejamos encarecidamente que acudan ya que el artista tarda nada menos que hora y media en montar su set para la prueba de sonido. Sea como sea, tiene que merecer la pena el esfuerzo. El 12 de febrero en la Sala San Borondón del Centro de la Cultura Popular Canaria en La Laguna y el 20 de febrero en el hall de la Sala Timanfaya en Puerto de la Cruz.