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Iba yo un tanto desconfiado hoy hacia Tacoronte. Tercer día consecutivo. Jueves, seis de la tarde, mañana la chiquillería tiene clase… ¿Cuántas personas irán esta tarde al teatro? Y el sábado otro espectáculo infantil. Dejé la mente en blanco al sentarme en la butaca, rodeado de menudencia. ¡Más de media entrada! Se levanta el telón.

Y Shakespeare vuelve a escena. 'Romeo y Julieta'. A los pocos minutos ya estaba más que interesado en lo que veía. Una obra redonda. Didáctica. Divertida. Una delicia. Si uno imagina qué obra hubiera hecho para explicar 'Romeo y Julieta' a niños y niñas de cuatro a noventa años, hubiera sido la de 2RC

2rc captura de vídeo

Con el recurso de un narrador externo que explica la historia de los amantes de Verona a una niña, Rafael Rodríguez Cabrera, el director y artífice de la magia, nos introduce en el drama sin dejar espacio al horror. Al contrario, nos sumerge en la historia con una sonrisa siempre en los labios. Guía a su público (recuerdo que es infantil) con la delicadeza y habilidad pedagógica de una María Montessori, por ejemplo. Para ello se acompaña de una serie de recursos escénicos de esos “de toda la vida” que, bien utilizados, como es el caso, sirven para que actores y actrices puedan desarrollar todas sus capacidades. Sí, un buen trabajo del elenco que subió a las tablas, y de escenografía, iluminación, vestuario, música… Sencillo, elemental, pero en perfecta sintonía con el espíritu y la intención de la pieza. Magnífico. 

La trama se inicia con un espléndido Macguffin (una excusa argumental que motiva a los personajes y al desarrollo de una historia, y que en realidad carece de relevancia por sí misma) como que una niña se cuele en el escenario. El fraile que guía la narración también es un personaje de la trama. Cosas así hacen que el resultado sea tan brillante. Pequeños recursos que bien combinados hacen del teatro un arte. La sala entera se transmuta en un gran cerebro que vibra al unísono, que vive al unísono los estímulos que recibe, y que disfruta con ellos. Quiero insistir, de nuevo, en el mérito educativo del espectáculo. Es delicioso saborear la capacidad de alguien para extraer del drama humano unas enseñanzas tan valiosas. Y con la naturalidad con que se hace. A un adulto no es necesario señalarle el origen de un suceso, a una criatura sí, pero hay que hacerlo con elegancia, con la misma elegancia que acontece en la pieza de 2RC Teatro, casi como de pasada, como si fuera algo intrínseco. 

Es el todo lo que me atrapó. Considero que eso es muy bueno. El conjunto, la sutileza de la armonía entre la forma y el fondo. Me llevo la impresión, las sensaciones. Un sabor dulce en la boca. Me llevo el corazón más sabio, la mente más libre. Qué lujo que las niñas y los niños puedan vivir experiencias así. También me llevo la sorpresa de haber pasado por el drama de 'Romeo y Julieta', sin haber experimentado desesperanza o tormento al contemplar los lados más oscuros de la naturaleza humana. Asombroso. Meritorio. 

Pero miento. Sí, sí hay algo que impregnó especialmente mis retinas. El vestuario. Seguro que también tiene bastante que ver en ese cúmulo tan agradable de sensaciones. Mi “Réplica” al mejor vestuario es para 2RC.

“ROMEO Y JULIETA”. 2RC Teatro. PREMIOS RÉPLICA. Auditorio Capitol de Tacoronte. 5 de marzo de 2015. 

Las imágenes usadas para ilustrar esta crónica corresponden a una captura de vídeo 

 

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La compañía de repertorio 2RC en los Réplica 2014