Usted está aquí

 

Hablar de Manolo Rodríguez es hablar de evolución, de transición y por supuesto de talento. Si durante estos años y gracias a su participación en diferentes combos ha sabido integrar y definir estilos, incluso llegando a deconstruir géneros para lograr nuevas estructuras, es ahora en solitario cuando ofrece de una forma totalmente orgánica su visión particular de cómo debe de ser un trabajo de guitarra.
 
Este singular ‘Instant-áneas#16’ es ante todo una antología de recursos que el guitarrista expone de manera magistral para deleite de iniciados y asombro de curiosos. Un disco grande con una producción extrema y en la que a pesar de su supuesta simplicidad se denota un extenso trabajo de fondo. Sin abarcar de forma abierta ningún estilo musical y sí escudriñando y picoteando en géneros abstractos como el minimalismo o la música concreta, que es capaz de fusionar con diversos guiños al jazz, el blues o incluso al bolero, Rodríguez aporta una interminable legión de detalles, texturas y atmósferas. La pregunta es ¿se puede hacer todo esto con una guitarra?, la respuestas es igual de absurda. El concepto de sonido es tan extenso y tan abierto que cualquier ruido ejecutado con amor y precisión es merecedor de convertirse en arte, y esto, créanme, es algo que no falta en ‘Instant-áneas#16’. Un disco para disfutar y compartir en el que sus pequeñas joyas instrumentales se convierten en sugerentes paisajes que no tenemos problemas en revisitar una y otra vez. Pese a que pueda parecer lo contrario, viniendo de este inquieto artista, no es recomendable una preparación especial para poder llegar a gozar de este trabajo en toda su intensidad, de hecho son las primeras escuchas las que cautivan al oyente. No hace falta abrirse de orejas hasta perder la cordura, simplemente escúchenlo, déjense llevar, todo fluye. Manolo es el piloto y con el estamos seguros en este viaje. 
 
 
Manolo Rodríguez es Pólvora Canaria