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Una iniciativa para convertir su famoso laboratorio de Colorado Springs en museo consigue más de 800.000 euros en apenas dos semanas.
Nikola Tesla mola. Por muchas razones. Y es un valor en alza. Su vida y milagros determinan una época dorada de los descubrimientos científicos. Entre finales del diecinueve y principios del veinte las maravillas se sucedían ante la asombrada opinión pública. Entonces se fraguó, con Tesla como uno de sus mayores exponentes, el mito del investigador, algo (o totalmente) tarado para la vida común, absorto en su templo laboratorio chisporroteante de centellazos. De hecho, lor rayos que todos tenemos en la cabeza en esta imágen tópica, mil y una veces usados en el cine, son generados por uno de sus inventos, la Bobina Tesla. No solo eran los inventos, sino la sensación creciente de que todo se haría posible (teletransportes, viajes en el tiempo...) La ciencia era pura magia, y Tesla, un destacado oficiante, como se puede apreciar en The Prestige (El Truco Final), donde es interpretado por un irreconocible David Bowie.

Los trabajos de Tesla tenían otra lectura, también muy actual. Engañado repetidas veces por su archienemigo, Thomas Edison, el empeño de Tesla se dirigía hacia una sociedad cooperante, impulsada, entre otras cosas, por una energía gratuita y universal ¿Se lo imaginan, aunque sólo sea por un momento, en nuestros días de inexplicable libre mercado energético que solo trae tarifas al alza? De locos, claro, y así terminaron todos sus trabajos, al morir el inventor, incautados por el Gobierno de los Estados Unidos. La energía gratuita es algo demasiado peligroso.

Tesla desarrolló este proyecto, y otros muchos, en su gran laboratorio de Colorado Springs. Unas instalaciones que en parte (el laboratorio principal, al parecer, está intacto) tuvieron que ser desomontadas para pagar las deudas de este desastroso gestor, y que ahora amenazaban, sus restos, con convertirse en un centro comercial. Para evitar esto a la vez que erigir un museo a Tesla, inexistente en los Estados Unidos, y en consonancia con este espíritu colaborador, ha surgido un proyecto que puede presumir de haberse convertido en el mayor crowdfunding (un sistema de financiación colectiva en el que los contribuyentes apoyan por adelantado una iniciativa, generalmente con algún tipo de contraprestación cuando esta se lleva a cabo) hasta la fecha, habiendo ya recaudado más de 800.000 dólares en tan solo un par de semanas, muy cerca ya de los 850.000 dólares fijados para realizar el proyecto.  Puedes aportar tu granito en:
 
http://www.indiegogo.com/teslamuseum

 

Otras iniciativas igual de válidas y cercanas esperan tu colaboración. Entre ellas la próxima edición del Festival Keroxen, de la que ya publicamos este artículo y en la que puedes colaborar de diferentes formas, infórmate en su web http://keroxen.com/ o a través de http://www.goteo.org
 

Con la ayuda de muchos