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Del folk blues al punk blues

El pasado Sábado 2 de marzo el Cine Aguere fue testigo de un acontecimiento singular: un doble concierto donde las voces femeninas acapararon una revisión moderna del blues al mas alto nivel a través de dos formaciones estadounidenses: Molly Gene y The Last Internationale.

Molly Gene, one Whoaman Band, abrió la noche en una potente actuación digna de recordar. Armada con guitarra eléctrica, un set de percusión de pie, armónica y voz, dejó impactado al público desde el primer instante con una fuerza interpretativa impresionante, como
si de una descarga eléctrica se tratase, nada acostumbrado algo así por estas latitudes. Porque esta 'Little girl from missouri', merece un aparte. Bebiendo de de influencias tales como Mississippi Fred Mc Dowell o Bukka White, Molly Gene traspasa las fronteras musicales de estos gigantes para ofrecer una visión electrizante, incluso brutal en ocasiones, pero jóven, fresca y renovada en una actuación sin respiro alguno, con un slide potente, una voz desgarrada, unas letras provocadoras y un manejo de la percusión, ella sola, digno de envidiar. Y es al final que uno se queda con la sensación de que el espíritu imperecedero del folk blues todavía sigue de actualidad en nuevas generaciones que recogen el testigo con sobresaliente actitud.

The Last Internationale, por su parte, no se quedaron atrás. Capitaneados por Delila a la voz, al bajo y a la armónica, con Edgey a la guitarra y Fernando Silva a la batería, ofrecieron un repertorio que versionó a Bo Didley, Leadladbelly o Elmore James, pasando después a canciones propias de temática más punk y sucio, con una puesta en escena enérgica e impecable, que recuerda en su conjunto a propuestas como los desaparecidos White Stripes, donde el gusto por hacer una música actual no va reñida con la admiración e interpretación de viejos
clásicos del 'American Roots', a los que imprimen una condición actual nueva y comprometida socialmente, que reflejan en su nuevo
trabajoNew York, I Do Mind Dying. Atentos a esta banda porque promete.

La pena de todo esto es que, aplaudiendo esta doble apuesta, la afluencia de público, más o menos la mitad del aforo, no respondiese a esta ocasión única faltando, quizás más promoción por parte de quien o quienes fuesen responsables, puesto que uno desea que propuestas de este estilo sigan visitando las islas con mayor asiduidad.

por Guillermo Pérez Alberto