En un escenario mas propio de una interpretación de corte clásico, concretamente en la sala de cámara del Auditorio de Tenerife, Jimmy Burns, bluesman proveniente de Chicago, apareció como un señor mayor, bajito, de aspecto frágil, y con una naturalidad entrañable, que consiguió transformar poco a poco un lugar a priori frío en un juke joint mas propio de Chicago que de estos lares atlánticos.
Respaldado de una manera magistral por Luca Giordano a la guitarra, David Salvador al bajo, Coke Santos a la batería y Quique Gómez a la armónica, este último lo vimos hace un justo año acompañando a Willie Buck en el Cine Víctor, Jimmy Burns, con un sonido que combina el salvaje r&b de Chicago con el soul o el blues del Delta, se arrancó con unos shuffles vertiginosos, que acompañaba con unos toques sencillos y precisos de slide, del que se sabe ya curtido en esto, repasando clásicos del blues como 'If I Had Possession Over Judgment Day' o 'Stop The Train'. Sin embargo, el momento cumbre llegó cuando interpretó el solo una composición propia, 'Feels Like Rain', atacando seguidamente el clásico 'Stand By Me' en el que se llevó al bolsillo a un público algo distante, aunque muy atento, que coreó el consabido estribillo.
Temas como 'Rock Me Babe' o 'Country Boy In The City' desgranan una vida azarosa, del inmigrante afroamericano venido de la región del Delta del Mississippi hacia Chicago, en unas letras y ritmos donde conviven la fiesta y la perdida de un ser querido. La vida misma es, y en eso Jimmy Burns, como tantos otros, no es solo un viejo músico curtido en incontables noches en pubs, sino una persona que transmite el blues desde dentro. Así quedó demostrado, pese al boato del Auditorio y la excesiva simpleza que se le atribuye a un género de raíz que, como la vida misma, lo es solo en apariencia.
Crónica de Jimmy Burns Auditorio de Tenerife, 24 de marzo Sala de Cámara: 3/4 de entrada, 250 personas por Willy Boy