Diego siempre ha ido por el buen camino. Tanto como lider de ese influyente y fluido proyecto de blues rock que es Keiko, como a través de sus diferentes trabajos en solitario, el guitarrista y cantante atesora un talento innato que en este trabajo huye del purismo pero que sin embargo lo utiliza para recrear pequeñas obras de arte aptas para cualquier oreja. La sencillez como arma en esta algo más optimista continuación de aquel 'heartaches' lleva a Hernández a un climax deshinibido que de alguna forma se nos antoja casual. La primera toma es siempre la buena, la inmediatez es parte del proceso creativo y eso curiosamente se nota para bien. Un disco de 'pequeñas canciones' plagado de grandes temas que en su mayoría no sobrepasan los tres minutos, tiempo suficiente para crear una atmósfera emocional, explorar lo más profundo del alma y meterse al oyente en el bolsillo. Un concepto propio, una historia y un objetivo.

Todo parece fácil, es casi como estar a su lado y que te escupa cada uno de estos himnos a la cara. Una experiencia compartida, visceral y conciliadora. La energía contenida de 'Dragonfly', 'Gasoline' o 'Brotherhood' apenas es disgregada por esos pequeños momentos como la introductoria 'Falling apart', o la impactante 'Dance Song'. Pero Hernández no ha cambiado del todo, como siempre, ha sabido capturar la emoción, nunca sabremos si de forma intencionada, en mágicos y brillantes pasajes que nos recuerdan a su primera época 'Big Heart=Big Ache', 'Trainwreck', y quizá algo mas pop en 'Letting it rain' y 'Chances'. El sosegado reggae intimista de 'Smile' y de la grandiosa 'Never left your side' o las juguetonas 'Pink phone' y '2 horas sin cara' hacen que el resto del disco tenga sentido y que 'Free Sahara', 'Refuse' o 'Freedom' te entren por la médula y te pongan en contacto directo con una dimensión en la que Diego es la respuesta a todos tus males. 'Small Songs for New Beginnings' Diego Hernández(Foehn Records) por Conache