A veces ocurre que alguien, llamémosle artista, exige además de su correspondiente remuneración económica un plus que poco o nada tiene que ver con su condición.
Conozco bien a los que ponen buena cara, a quienes llegan a un evento dispuestos a colaborar con técnicos de sonido, gerentes de sala y propietarios sacrificados. A quienes piden humildemente un par de consumiciones y son correspondidos además con una sonrisa. A quienes hacen lo posible para que su estancia en un espacio prestado sea agradable para todos, no sólo para el público. Este es el tipo de artista que me gusta. El que no mira a los demás por encima del hombro y se pone en el lugar que debe en cada momento, el amateur que se comporta como un profesional, conoce las necesidades, valora el esfuerzo de los demás y acepta con elegancia las limitaciones del espacio donde va a actuar.
No conozco a los otros. A los que ponen pegas constantemente, a quienes no saben resolver problemas y exigen que se los resuelvan, a quienes van por la vida creyendo ser profesionales.
A quienes ven como enemigos a otros artistas e incluso a los programadores que ofrecen un hueco en su establecimiento. Casi que es imposible encontrar un propietario que invite a una buena cena antes o después de una actuación. Me consta que hay energúmenos que hasta son capaces de criticar una cena invitada en vez de rechazarla amablemente. Me consta, pero no los conozco, e incluso constándome me niego a creerlo.
Llegará un día, ya está ocurriendo, en que los propietarios de un espacio dejen de ofrecer una programación escénica porque estarán hasta el gorro de soportar artistas megalomaníacos, perdonen por la expresión, idiotas. Si usted, amigo lector, conoce a alguien que cumpla con la descripción del artista creído e intolerante, está en su derecho de advertirle de que su comportamiento puede provocar que estos pocos locales que ofrecen actuaciones dejen de hacerlo, y de paso, pídale por favor que se lo haga mirar.
La imagen que ilustra este artículo es obra de @NoloSanchesky Collage maker
