Usted está aquí

Hace tiempo que no siento nada al hacerlo contigo, rezaba aquel tema de la Jurado. Es este sin duda el epitafio de mi decepción. El directo no me seduce, llevo tiempo sospechándolo pero es ahora cuando se hace más evidente. Me veo en casa, en el coche, en el trabajo escuchando más música que nunca. Música antigua, música moderna, músicas extrañas y tontas, música que nunca se hizo de artistas que nunca vendieron nada. Mirando como un bobo los cientos de discos que he comprado o las interminables listas de carpetas que he descargado. Buceando en bandcamp o en sellos discográficos extremos, buscando como una droga, algo que vuelva a despertar mis instintos de apreciación sonora. Pero ya está. Ahora soy más feliz sin saber, y sin querer saber cómo demonios sonará este artista o esta banda en directo, me la trae al pairo. Seguramente no veré ese concierto en mi vida, es algo por lo que ya no me preocuparé jamás. Me siento más completo y feliz sin esa presión. Que le den por saco al escenario. ¡Qué alivio! Se que está mal que yo lo diga pero el directo está sobrevalorado. Estoy convencido de ello, me ha costado años, pero amigos, que libertad tan grande siento al haberme desprendido de esos tan manidos comentarios tipo “Hey que buena es esta gente en vivo”, para mí ya no tienen sentido. Si escucho en una canción lo que un grupo intenta expresar y si es capaz de hacerlo lo mejor que puede y llegar hasta mis oídos, entonces tiene mi bendición, de resto... que no me engañen, no quiero discos que suenen como un directo, no quiero limitaciones. Si una banda es incapaz de hacer un gran disco porque quiere ser honesta con su directo cohartando así su creatividad me da muchísima pena, no digo con ello que todo quisque tenga que reinventar el nuevo puto Sargent Pepper’s, honestamente me va a dar igual, siempre intentaré disfrutar lo que escuche, como he hecho hasta ahora. Pero no me hagan mucho caso, está acabando el año, algunos habrán ido a conciertos, unos pocos incluso por primera vez. Otros muchos habrán ido a lo de siempre, a encontrarse con los colegas, a ligar, a beber, a no querer volver a casa... , seamos realistas, nos sigue gustando la fiesta,  pero eso sí, con algún soniquete detrás el sarao es más animao. Es natural. No dejen de ir y pagar por lo que les gusta.

Pólvora Canaria