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La colección Dedicatessen que Jabalina Música ofrece tanto a los seguidores de este sello independiente como a sensibles buscadores de sonidos únicos, cuenta con esta nueva referencia, grabada en Liquen en colaboración con El Hombre Bala y que recrea de forma magistral la nueva experiencia de Pumuky en siete pulgadas. 

Jaír y Noe han desarrollado casi de forma conceptual una imagen desinhibida de la banda, en la que literatura y filosofía entran en contacto, dibujando claroscuros deliciosos que no se alejan demasiado de sus creaciones en 'Plus Ultra' y que desgranan el universo de Fausto en tan solo tres temas. 

'El eterno femenino y el sexo del Universo' vuelve a ofrecer los parámetros a los que Pumuky nos tiene acostumbrados. Contraindicaciones para una vida tan traumática como imposible, cincelada a golpe de atmósfera. La reverberación como inspiración y fuente de agonía que curiosamente funcionan como bálsamo en esta cara A, a veces tan derrotista como emotiva.

La cara B, desprovista de rabia pero intencionadamente maldita, busca en la distancia un nexo con otras realidades más cercanas. Es el caso clínico de perdido enamoramiento en 'Taganana Corus Mysticus' que circunvala casi de forma mística el pop más abierto pero evitando sin demasiado éxito los finales felices, casi como invitándonos a acabar revolcándonos alegremente en el ruido que produce la desidia. La apocalipsis auto infligida de 'Buscando a mamá emperoratriz en Suicide Avenue' cierra este homenaje con cierta dosis de esperanza, refrescando el resto de este trabajo pero inmolando de forma certera y con valor un tributo que, lejos de parecer cerrado, nos traslada una esperada continuación.

La sosegada y delicada impertinencia con la que Pumuky ha abierto un profundo hueco en los corazones de quienes los tenemos por geniecillos insondables vuelve a ser parte del encanto inesperado que buscamos en cualquier banda.

Nos dejamos sorprender, pero nos abrimos una y otra vez a las infinitas perspectivas que ofrece la misma fórmula. Esta sigue siendo la única manera eficiente que conozco de enamorarte de su música. Mientras haya desesperanza habrá Pumuky. Por muchos años.

 

Siete pulgadas de dolor