Usted está aquí

Aparte de evidentes excepciones en cada extremo de la confluencia entre falsa y verdadera contracultura (con los MC5 y los Monkees como ejemplos) sigue siendo muy difícil distinguir entre ambas(...)muchos, dentro del mundo de los negocios en Esatdos Unidos, pensaron en la contracultura no como un enemigo a batir o como una amenaza hacia la sociedad de consumo, sino como un aliado simbólico para sus propias batallas. Thomas Frank, “La conquista de lo cool” Nos enseñaron mal. Durante unas décadas de la segunda mitad del siglo XX, pareció que habíamos llegado a un cierto nivel de desarrollo que abría cotas insospechadas de prosperidad y evolución a las sociedades del primer mundo. El llamado Estado del Bienestar venía a jugar ese papel de madre edípica, adorada, deseada y protectora, en conjunción con los vínculos familiares y comunitarios de las sociedades premodernas (la familia como sostén, las relaciones intracomunitarias como protectoras del individuo) Todo el revival que rodea a las producciones audiovisuales documentales y de ficción que se vienen centrando en recordar la España de los 60 a los 80, viene a ser la manifestación de la constancia nítida de que ese tiempo pasado fue mejor. Con esa perspectiva maternalista se preparó a una generación entera (que si sobradamente preparados y blabla) que ha hecho el más espantoso de los fracasos en la historia de los avances sociales, generado ideológicamente en el paradójico vivero indidualizador y negador del sentido de lo colectivo que fue Mayo del 68 y la mal llamada contracultura norteamericana de los 60 -realmente la que se convertiría en 'cultura' oficial en las décadas posteriores inteligente y brillantemente adaptada por todo el aparato mediático y publicitario estadounidense, como bien se expone en esa obra maestra que es “Mad Men”- España, al ser el país que, por su retraso histórico, tardó más en incorporarse al apogeo neoliberal de la sociedad hiperconsumista contemporánea, ha sido el que peor ha entendido el papel del autónomo y el empresario, en el que estos han gozado de las peores condiciones de protección y promoción social, en términos de estricta eficiencia económica. En general, se suponía que cualquiera estaba preparado para promocionar en una sociedad que aún salía del tierno útero premoderno, y, de hecho, así ha sido, sólo que, dadas las condiciones contemporáneas del mercado sociolaboral -aquel que queda equiparado al estado de naturaleza, en que el mejor se distingue en función de su adaptación al medio, es decir, de su capacidad de sobrevivir y exterminar a su contrario-, han sido aquellos más ineficientes económicamente, pero más efectivos en el aniquilamiento del contrario, los que han triunfado. El resto, con un destino paralelo a los investigadores y cerebros en fuga, malviven en medio de una jungla inútil, tragedia colectiva, esfuerzo improductivo de un país que no importa, ni pinta, una mierda. PD: A este tío lo que le falta es dejarse de pajas mentales y ponerse a trabajar de verdad, pensará con razón alguno de mis tres lectores mensuales.Ampliación del Campo de Batalla