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De nuevo EL TEATRO obró el milagro en mi pueblo. De otro modo no se entiende que en un lugar gobernado en mayoría absoluta por el pepé, y entregado de lleno a la religión católica, apostólica y romana, uno pueda ver cómo, una tropa de bufones, se ría del colegio de monjas 'la Pureza', alabe la educación pública y un grupo de madres griten que odian a sus hijos.

Los textos de 'Criaturas' son una delicia. Claro, es que los autores son los y las que son: Sergi Belbel, Yolanda García Serrano, Paco Mir, Jordi Mollà, Joan Ollé, Josep Pere Peyró, David Plana, Míriam Iscla y Àgata Roca. Esta vez Manolo García, el director, fue a lo seguro: risas y crítica social. Tenía que resultar un éxito. Como ya lo fue la obra con la compañía 'T de Teatro', allá en la península, en su estreno en 1999.

Uno de los muchos méritos del director, es saber dar con los textos. El público se divirtió lo suyo durante la hora y media que dura el espectáculo. Un catálogo de lujo para el lucimiento de actores y actrices que salen de la Escuela de Teatro de Los Realejos. Un logro ácrata y libertario que es el contrapunto natural a la gazmoñería política y a tanta catequesis que habita en este municipio del norte de la isla.

Teatrejo es mi debilidad. Lo reconozco. No puedo ser objetivo con ese grupo de personas. Me tienen el corazón robado. Ocurre como cuando me dedicaba a descubrir obras de arte de dudosa atribución. Recuerdo que un día me gasté lo que no tenía en una pieza de apenas un palmo (un óleo sobre cartón). Pujé y pujé en la subasta hasta adjudicármelo. Luego apliqué mis conocimientos periciales y sí, supe que tenía un Picasso. Sólo quedaba que las restauradoras quitasen una pincelada marrón en el margen inferior derecho, estaba convencido de que debajo aparecería la firma: P. Ruiz. Una obra de primera época de la mano del artista malagueño. Poco a poco el bastoncito con algodón y disolvente iba quitando la pintura, las restauradoras y yo sudábamos. Y no, no apareció. Apareció la de Ángel Lizcano. Ahí aprendí (bueno, lo constaté una vez más) que de poco sirve lo que sabes, si te obcecan la pasión y el deseo. Pierdes el tino, pierdes tu objetividad. Eso puede ocurrirme con “Criaturas”, con Teatrejo. Eso sí, Ángel Lizcano también era un buen pintor. A un diletante como yo siempre le queda el buen gusto, y esa arrogancia que nos hace aparentar que sabemos más de lo que realmente sabemos. Pura pose. Así que sacudan un poco el texto que ahora leen y quédense con lo que consideren oportuno.

El segundo mérito de Manolo es el de conseguir algo digno con lo esencial. De nuevo una escenografía mínima que cumple con el objetivo de la funcionalidad y de vestir la pieza. Lo mismo digo de la música y las luces. La funcionalidad ante todo. Y lo consigue. Igualmente ocurre con la puesta en escena, con la coreografía: que cumple sobradamente con la misión de ocupar el espacio escénico, dar prioridad a quien la merece y mantener distintos focos de atención que permiten al público leer en distintas profundidades.

La tercera virtud de Manolo (no teologal, por supuesto) es la de asignar los papeles con criterio y justa correspondencia a las aptitudes de sus actrices y actores. La madre de los tres hijos absultamentenormalesyanondinos es una actriz como la copa de un pino (no lo sé decir de otra manera más contundente). ¿Sabrá ella que debe dedicar sus cualidades al arte de Talía y dejarse de otros menesteres? Se lo debe al público y al teatro. Daba gusto verla actuar. Todo un lujo. También quiero mencionar el caso de una chiquilla a la que vi llegar por primera vez a la escuela de teatro de Manolo. Era muy jovencita y casi transparente. Ahora es de colores y derrama vida. Es lo que tiene la brujería del teatro, que te permite hacer magia construida con esfuerzo, con valor y con ganas. Transforma a las personas. Lo he visto con mis propios ojos.

Mención aparte merecen otros actores y actrices que ya conozco en anteriores papeles y circunstancias. Perfectos. Ajustados con precisión relojera. Ahí están haciendo cortos, colaborando con la industria del cine… De Los Realejos, de este pueblo, para el mundo. Larga vida profesional y mucha suerte porque la merecen. Y otros que no están en el medio  pero que podrían estar, como el multifacético antropólogo capaz de hacer lo que le dé la gana con sus dotes artísticas.

Todavía le queda trabajo a Manolo. Una de las actrices se le va de las manos. Quiere ser ella misma y canta los textos, se cimbrea demasiado, es como si no pudiera mantener el eje vertical firme. Y es que cuando nos pierde la pasión, la cagamos, como le ocurre a un servidor, que creía ir sobrado y luego resultó que la firma no era la que esperaba. Eso se nota demasiado, es como la mácula que capta demasiado la atención. También le queda a Manolo el asumir más riesgo; me refiero a que es lícito exigirle que se atreva con textos inéditos, que apueste por nuevas dramaturgias. Un servidor lo espera todo de él, no me sirve que trabaje con red. Prefiero el “todo o nada”.

En definitiva, hora y media de risas y espacio para la reflexión. Es lo que tienen los textos inteligentes. La isla necesita de aires así. No todo va a ser alisios. ¡Que corra 'Criaturas' por los distintos escenarios! Vayan, corran a verla.

Crónica de la función de 'Criaturas' de Teatrejo Teatro