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Crónica del Science Hack Day por Jesús M. Suárez :

El Science Hack Day (SHD) se define en su propia página como “un encuentro de dos días entre personas de distintas disciplinas para realizar aplicaciones prácticas, proyectos divulgativos, artísticos y otros desarrollos basados en ciencia”, sin embargo, tiene connotaciones más trascendentes e importantes que lo que se puede describir con esa frase.#

“Encuentro…” un entretejimiento de sistemas nerviosos. “Dos días…” o el equivalente a dos meses. “Para realizar…” aunque yo diría que para romper, aprender e innovar. La edición de 2016 es tan sólo la segunda realizada en España y, a pesar de la cercanía de los exámenes universitarios, de ser fin de semana y de coincidir con el Día de la Madre, consiguió atraer a una cantidad similar de participantes a la del año pasado. Tal es el atractivo del evento: Renuncias a tu carrera, a tu ocio y hasta a tu madre durante dos días en los que, por si ya fuera poco, te pones a trabajar como si no hubiera mañana, durmiendo apenas unas pocas horas entre el sábado y el domingo y soñando con las soluciones a los problemas surgidos.No sé si puedo hablar por todos, pero el SHD me atrajo como la luz atrae a las polillas. Sin una razón sólida, más que la ilusión y con unos conocimientos más que escasos en todo a lo que no involucraba a mi campo de conocimiento, me aventuré a unirme.

Los integrantes del grupo formado en aquella mañana fueron:

  • Ramsés Marrero (Medicina).
  • Jesús M. Suárez (Medicina).
  • Lucas Grillo (Informática).
  • Antonio Álvarez (Informática).
  • Alberto Morales (Electrónica).
  • Carlos Jiménez (Diseño).

Partíamos de una auténtica locura, nuestra particular “herejía”, como nos gustaba llamarlo. ¿Se podía tomar la tensión arterial con luz y en la oreja? ¿Millones de personas estaban usando un manguito de presión en el brazo por gusto… por tradición… simplemente por miedo a innovar? He de confesar que fui escéptico, a la par que desafiante ante las hipótesis que surgían con los primeros acercamientos al tema. Sin embargo, poco a poco, la verdad se abrió paso para dejar atrás las limitaciones de los conocimientos antiguos y errados. 

“¡OMG, tensión arterial en la oreja!”

La primera mañana fue frenética, pero coordinada, como si el equipo fuera un cardumen de pirañas devorando a un animal desprevenido cruzando un río. Tan metidos en el proyecto estaba el equipo que hasta costó levantarse de la mesa para ir a almorzar, obligados tan sólo por la insistencia de los voluntarios del evento. Para esa misma noche, ya teníamos el primer prototipo funcional, aunque no sin dificultades técnicas en el calibraje del aparato, pero que gracias al excelente trabajo realizado y a la constancia, pudo comenzar a probarse con seguridad (aunque no, sin dolor… bendita sea esa traba de tender la ropa a.k.a. puñal auricular) una vez caída la noche. 

A partir de ese momento, fue como arribar a Terra Incognita, no había nada escrito, ni un ápice de bibliografía que seguir, apenas unos pocos sustentos teóricos que sustentaban el débil andamiaje contra el resto del canon establecido.Con unos cuantos voluntarios de entre los asistentes al SHD y los propios integrantes del grupo, comenzamos a limar las asperezas en las mediciones de nuestro “tensiómetro” que, como más tarde descubriríamos, en realidad tendría que haberse llamado “fotopletismógrafo”…… un fotopletismógrafo racista, todo sea dicho, ya que el mayor error de medición se producía en los voluntarios de piel morena, impidiendo una correcta recogida de datos en dichas personas.Tras recoger los aparentemente azarosos datos, por unos momentos, perdimos incluso la esperanza de que el proyecto fuera viable a nivel práctico; sin embargo, el duro y frío suelo sobre el que descansamos durante apenas un suspiro debió de despertar a alguna neurona despistada y permitió afrontar los problemas, con sueño y con hambre al amanecer, pero con resolución.

Las conclusiones de la investigación realizada fueron que el prototipo era viable pero que requería cierta calibración por cada sujeto, tema en el que se seguirá trabajando. La presentación ante el tribunal y los demás asistentes, bajo el nombre de “hEARt Whisperer”, nos permitió ganar los premios “Favorito del Público” y “Mejor uso de datos”. 

Un placer y un orgullo.

Otro año participando