“EL PALOMO COJO”. Paco Nogales.
Equipo Para, enero 2016.
Crónica de Jordi Solsona
Aviso: no pude asistir a la acción de Paco Nogales en el Equipo Para. Hago esta crónica profundamente emocionado tras visualizar el vídeo del acto que el Equipo Para ha tenido a bien compartir en su Facebook. La ocasión merecía que rompa la norma y escriba esta crónica sin haber asistido en directo a la representación. Tanta belleza y tanta humanidad merecen ser comentadas. Gracias Paco.
El palomo cojo de Paquito Nogales from Equipo PARA on Vimeo.
Una vez dicho eso, lamento infinitamente haber perdido ese directo. Lo visto en el vídeo es una declaración de amor hacia el género humano, capaz de realizar obras de arte tan intensamente hermosas, de impartir tan eficaces conocimientos sobre la condición humana, y de emocionar tanto.
Teatro, sí. Vi teatro en la pantalla del ordenador. Hubo una enorme representación el otro día en la sede de Equipo Para. Facebook puede ubicarte en el contexto. Conozco de sobras el local, su aroma, su luz, sus gentes. En el salón de casa, esta noche, me sentí ahí.
Paco Nogales hace muchas cosas en 'El palomo cojo'. No es una simple performance. Lo que hace Paco es puro teatro, excelente teatro. Su pieza tal vez dure menos que una de las del Guimerá o del Leal. ¡A la mierda el tiempo cuando la intensidad te inunda! La pieza de Paco supera con creces el volumen de poesía, la calidad del mensaje, la puesta en escena, o las dotes interpretativas de muchas de las obras que he visto durante el último año.
Dice Domingo Pérez Minik en su libro 'Debates sobre el teatro español contemporáneo': “la mínima exigencia (de toda obra teatral) deberá ser la de un compromiso que, al fin y al cabo, es una condenación, trascendiéndose hacia la libertad”. Libertad, sí. Ese es el grito de Paco Nogales. ÉL nos lleva de la mano hacia la libertad. Libertad para “ser”, libertad para vivir como queramos. Sin ella no existe esa entelequia llamada 'humanidad'. Paco nos guía hacia el interior más profundo de su ser: su propia biografía y al interior de su culo. En su biografía reconocemos la brutalidad de la historia de nuestro país, encorsetado por la omnipresencia de lo religioso que impone normas, que separa el bien del mal y que se apoya en la familia tradicional en su alianza con el poder para someternos al convencionalismo de una vida recta y provechosa. Provechosa para aquellos que marcan los límites entre 'lo mío' y lo de los demás. La religión y la familia como instrumentos de poder para oligarquías por los siglos de los siglos. Paco nos señala el camino de la libertad al establecer su propia ruta, lejos de leyes o convenciones.
'El palomo cojo' es una pieza necesaria. Útil y conveniente en institutos públicos y colegios concertados (sobre todo si son religiosos). Necesaria en los escenarios de esta España fraudulenta y en permanente ocaso. Es necesaria para las escuelas de teatro. Porque la naturalidad de Paco es algo imposible para la inmensa mayoría de actrices y actores. Es necesaria en las escuelas de literatura, porque el texto de Paco es de tal contundencia que resulta imposible quedar al margen. Te entregas a él, o sales zumbando. Eso dependerá de tu propio entendimiento. Muy escaso será si decides irte; escaso también si no decides ir a ver la magia y esencialidad que derrocha Paco.
'El palomo cojo' es una pieza tragicómica que acaba en festín. Conjuga todos los elementos de la gran dramaturgia. Y más. Hay sangre en directo, hay verdad en directo, hay efectos muy especiales. Hay una honestidad que va más allá de lo que un servidor ha visto sobre los escenarios. Y no, no es un simple 'Épater le bourgeois'. Porque la realidad salta a tu rostro. La verdad. Sólo la calle, sólo la verdad de lo que se cuece en tu casa o en la mía, alcanzan el grado de realismo al que llega Paco. Y lo hace con muy pocos elementos. La camiseta de la selección española de fútbol, una peineta, unas plumas, unas agujas, unas luces, un dildo y poco más. La manera de dar vida a esos elementos hasta llegar al cuerno de la abundancia que brota de un 'agujero negro' celestial y humano, y que llena el cielo de la noche de serpentinas es, magia. Su lección de anatomía está a la altura de la de Rembrandt. La propuesta por hacer que los hombres tomen el control sobre su cuerpo de forma colectiva, es pura necesidad evolutiva. Todo es necesario en Paco Nogales.
Vayan a verlo. Emociona. Vayan a verlo, verán de dónde venimos y verán todavía podemos. Podemos dejar de ser 'palomos y palomas cojas', seres lisiados y vivir la plenitud. Vivir libres, sin dioses, sin patrias (sólo lugares) y, por supuesto, sin reyes. Porque cada persona es excepcional y puede dirigirse a sí misma. Gracias Paco.