Cada vez que Eduardo Briganty se sumerge en un nuevo proyecto, unos pocos nos echamos a temblar. No es para menos. La veteranía del artista no está reñida con su ingenio, y podemos esperar cualquier cosa, sea lo que sea sabrá cómo hacerlo. Si apostar por Miniatura siempre me pareció una tarea sencilla, hacerlo por este trabajo en solitario merece al menos la misma confianza.
Vimos a Eduardo hace unos meses en el marco de las actividades musicales propuestas por el festival NUMACircuit donde ofreció un espectacular set ambiental y sideral que todavía permanece en la memoria de quienes lo vivimos. Este nuevo trabajo sigue el mismo rumbo, pasajes ambientales cargados de una enorme fuerza y serenidad y que comienzan con 'Duermevela', tema que abre este disco con una densidad estratosférica lo suficientemente cautivadora como para continuar escuchando el resto de un trabajo no menos especial.
Nueve temas instrumentales de corte cinemático, con capas de loops y atmósferas cíclicas e hipnóticas, sin percusiones, sin altibajos, en los que Briganty afronta el problema de la creación musical con la actitud de quien se encierra en su propia mente y se ahoga en su propio océano, sin tener la necesidad de hallar una luz al final del tunel, una botella de oxígeno o una puerta de salida evidente. La emoción de cada uno de estos temas, con nombres tan maravillosos como 'Enjambre', 'La Vida de las Estatuas', 'Cartografías' o 'Un Drama Cósmico', reside en el propio y bendito hedonismo del artista, pero también en nuestro propio interés como público en dejarnos arrastrar por el torrente de sonidos que nos propone el artista en este trabajo. Si no nos dejamos llevar poco vamos a disfrutar. Si nos calmamos y nos sometemos a su propuesta vamos a triunfar como público, pero también como personas. En cualquier caso, ahora mejor que nunca, la resistencia es fútil.
Microgramas by Eduardo Briganty
Briganty se la juega y se desmarca con este disco para ofrecer una nueva vida y dar un nuevo aire, en forma de huracán experimental a su trayectoria. Un fortísimo impulso que es ante todo arriesgado, ya que serán ustedes como oyentes en último caso quienes juzgarán si este empujón es un lanzamiento al firmamento o una caída al precipicio. Siempre inclasificable por su inquieta búsqueda y tras haber cruzado las líneas del rock, el pop, el indie y la electrónica, en esta ocasión la búsqueda de etiquetas vuelve a convertirse en un juego; postrock, música de sanación y meditación, banda sonora, psicodelia, metal sinfónico extracorporal, me quedo con ambient porque me gusta, pero si se tratase de grabaciones de campo recogidas en una estación espacial tampoco lo pondría en duda.