Bautizadas como las hijas del desierto o las hijas del blues tuareg, Les Filles de Illighadad, llamadas así por la localidad nigerina en la que se forma originalmente este trío, continúa la senda de grandes artistas que transportan el espíritu del desierto en sus músicas como lo han hecho los legendarios Tinariwen, Nakal o Bombino y otros artistas próximos a su generación como Ezza, a quienes tuvimos hace bien poco en Tenerife.

El caso de estas tres artistas de Illighadad, un pequeño poblado del Sáhara en el que habita en tranquilidad la comunidad tuareg de la que son parte, es fruto de la cultura de su propio pueblo, el folclore popular en el que las mujeres cantan junto a los tambores tribales las canciones con las que amenizan el pastoreo estacional o las celebraciones de la aldea.

En algún momento la pequeña Fotu Seide Ghali cogió un laud (takamba) y comenzó a tocar y cantar para ella misma, poco más tarde aprendería a tocar la guitarra acústica de su hermano mayor. Ghali es una de las pocas mujeres en Nigeria que tocan la guitarra, su prima Alamnou Akrouni se sumó a este talento familiar completando las voces que conformarían primordialmente este combo, cuyo primer disco 'Eghass Malan' editado el pasado 2018, fue producido por el musicólogo Christopher Kirkley de la firma Sahel Sounds. El título de este trabajo hace referencia a la cantidad de camellos que incluye la dote de la esposa en la cultura tuareg, una anécdota que confirma la temática popular y folclorista con la que estas nigerinas construyen las létras para su proyecto.

A pesar de todo el sonido de Les Filles es tan espectacular y explosivo como la de sus cohetaneos y paisanos varones. Una fusión de folk y blues que avanza mucho más allá de su propio género y que sin apenas esfuerzo roza otras vertientes musicales más arriesgadas como la psicodelia o el after folk.