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"Con la reforma sanitaria de Obama la Virgen hubiera abortado a Jesús", Chuck Norris Recuerdo tener, sobre todo, dos personajes especialmente mitificados en mi infancia: Charles Manson y Bobby Sands. El primero, el inductor del asesinato de Sharon Tate, la mujer de Polanski ahora en la cárcel (perseguido hasta la muerte), aparecía como una especie de Ché Guevara satánico, un icono supuestamente ‘cool’ para cualquier descerebrado (y cualquier niño lo es), hasta que te das cuenta de que es un colgado gilipollas capaz de provocar horribles asesinatos tras no saber aceptar su simple mediocridad y radicalizar su discurso mesiánico cutresalchichero, sacado a partir del “Helter Skelter” de los Beatles. El segundo, muerto tras una larga huelga de hambre junto a otros compañeros del IRA, representaba la lucha frente al sistema de opresión colonial británico, como líder de uno de los movimientos terroristas que más simpatías se granjeaban en aquellos momentos. Luego, lo ves como lo que es, un tipo que opta por pegar tiros y meter bombas, a partir de un sentimiento “integrista” de su comunidad y su identidad nacional. Se tendía a ver en el IRA, como en tantos otros movimientos terroristas, el romanticismo de la rebeldía contra la injusticia, pasando por encima de hechos como su conexión con el ultracatolicismo más repugnante (el de los pederastas que nunca irán a juicio, sólo Polanski, ese sí, el judío inteligente, el genio que no calla) o los delirios nacionalistas más fascistoides. Ambos personajes han sido considerados mártires por sus seguidores (todavía hoy día el comemierda de Manson intenta evitar pudrirse en prisión alegando su inocencia, lo que lo convierte en un personaje aún más execrable) Y es que un mártir, sobre todo el voluntario, el que decide entregar su vida por una causa es ante todo, más allá de su bondad o maldad, un integrista absoluto. Alguien que suprime su ego en función de un todo: el perfecto totalitario. Jesucristo es uno de los más famosos mártires de la historia. En este caso, debemos suponer que su martirio fue inducido por su padre, dios, la gran lección no contada (como muchas otras) del cristianismo: los padres, dadores de vida, son, a su vez, dadores de muerte. Todo padre/madre es dueño absoluto de la vida y muerte de sus hijos, al menos en términos morales. Un Jesús abortado es una imagen moralmente equiparable con un Jesús entregado al martirio cruel por la supuesta salvación de millones de almas, sólo que el primero, hubiera caído en el olvido, y no tendría que arrastrar a sus espaldas, tanta barbarie cometida en su nombre. Al fin y al cabo, dios, por tanto, no deja de ser un proabortista coherente con un mensaje incomprendido. Escucha recomendada para la lectura: “In an Aeroplane Over the Sea”, Neutral Milk Hotel imagen original: http://cinie.files.wordpress.com/2009/05/virgin-mary1.jpgAmpliación del Campo de Batalla