“Es como en la escuela. Cuando uno saca mejores notas, los que están atravesando dificultades tienen un poco de envidia” Wolfang Schäuble, ministro de finanzas alemán.
Estas semanas los colectivos vinculados a la PAH han logrado, a través de las actuaciones conocidas como ‘escrache’, algo que ningún movimiento de protesta había conseguido en este país en los últimos años con nuestra casta política: ponerlos, de verdad, nerviosos. Frente al camping colectivo lleno de poesía en el aire del 15M, pasando por las manifas ‘dance-oriented’ de las batas blancas o las acciones ‘desautomatizadoras’ en los colegios públicos de turno, pasando por el ‘chunda chunda’ y el silbato en la media hora del desayuno del funcionariado, hasta llegar al modelo más aburrido e inoperante de todos: la gran manifestación sindical, con paseo callejero, pancarta y aburrida arenga final del liberado de turno, el gran poder fáctico de este país había asistido con relativa tranquilidad a todo ese proceso de protesta colectiva que iba diluyéndose poco a poco.
Frente a toda esa marea contestataria inocua, el paso a la ‘acción directa’ por parte de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (paralela a las acciones en ayuntamientos de los afectados gallegos por las preferentes), haciendo que el político sienta en su intimidad la desazón popular, ha provocado las más iracundas protestas por partes de nuestra casta patricia. La respuesta furibunda y manipuladora de sus hienas a sueldo no se ha hecho esperar y, rápidamente, se ha buscado la conexión con los cocos habituales que asustan al imbécil votante medio: los nazis y los etarras.
No es necesario recordar que hasta el buenazo de Gandhi fue considerado un terrorista por parte del gobierno británico, para no extenderse en la burda maniobra propagandística que se está llevando a cabo. Burda maniobra que, por otro lado, y junto a la acción represiva de la policía, hace que este movimiento tenga los días contados, como suele suceder con toda acción que DE VERDAD hace daño al poder. Y es que: ¿Cómo casamos la cifra de apoyo popular a la causa de la PAH, que supera un 80%, con las encuestas que mantienen una confirmación de voto a partidos como PP, PSOE y CIU, cómplices directos de esta desgarradora situación, de más de 16 millones de ciudadanos de este país? Solo dos conclusiones son posibles: o el español es mentiroso compulsivo o es imbécil.
La tesis de la ‘socialización del sufrimiento’ fue defendida por la nueva cúpula etarra en los años 90, para trasladar su política de terror no solo a las fuerzas de seguridad del estado sino a cualquier ámbito social (políticos, periodistas…) que fuera susceptible de ser ‘presionado’. Ya que van a ser acusados de terroristas de todos modos, propongo a Ada Colau una ‘socialización de la imbecilidad’ para nuestro país. El señalamiento no ya de políticos, sino de quien va a seguir apoyando con su voto los intereses de la gran banca. Terminaríamos poniendo nuestra pegatina en nuestro propio portal, en una acción tan subversivamente marxiana (en el sentido de los hermanos) que igual algo cambiaría, para evitar seguir pareciendo como esos chipriotas que ahora ponen el grito en el cielo cuando acaban de votar a un presidente que hasta en Canarias sabíamos que estaba al servicio de Berlín.
Escucha recomendada para la lectura: The Beatles ‘The Fool on the Hill’