La escena artística canaria está decidida a declararle la guerra al Ayuntamiento de Santa Cruz a causa del traslado del la actividad que la Sala de Arte Contemporáneo (SAC) realiza en el Museo Municipal de Bellas Artes. Una petición de firmas iniciada por la otrora consejera de Cultura en el Cabildo de Tenerife, viceconsejera regional del ramo y parlamentaria Dulce Xerach en la plataforma Change.org aviva el activismo que semanas atrás emprendió un colectivo de creadores, intelectuales y culturetas de las islas y pide al alcalde capitalino, José Manuel Bermúdez, que se replantee lo de recuperar las plantas cedidas en 2004 al Gobierno para usarlas como escaparate de los fondos escultóricos y pictóricos canarios de los siglos XIX y XX que tiene almacenados la ciudad.
Este impulso popular cuenta en apenas tres días con más de 1.000 firmas y pide al Ayuntamiento que no hipoteque “el futuro de la cultura” en el municipio, especialmente aquellas actividades relacionadas con la creación contemporánea.
Fue Bermúdez quien anunció el 10 de abril, tras la reunión de la comisión de seguimiento del Convenio de Colaboración para la Cooperación en el Desarrollo de Infraestructuras Culturales, la fatídica noticia de que el Gobierno de Canarias devolverá entre el 12 y el 15 de junio las dos plantas que desde 2005 ocupa en el Museo Municipal de Bellas Artes (justo cuando finalice la exposición 'Parade' de Teresa Arozena) y en las que diferentes proyectos expositivos han apostado por una una visión local y generacional en el arte visual en la Sala de Arte Contemporáneo (SAC) y su espacio anexo, El Tragaluz Digital.
Antes, un destacado colectivo del mundo de la cultura en Canarias suscribió un manifiesto promovido por los profesores de la Universidad de La Laguna Ramón Salas y Adrián Alemán en el que se hacía “una llamada al entendimiento” entre ambas administraciones para que la SAC siguiera desarrollando su actividad en las instalaciones municipales. “Creemos que quitar la Sala de Arte Contemporáneo del Museo Municipal sería muy perjudicial para la promoción del arte y los artistas canarios, desconectaría al Museo Municipal del arte de nuestro tiempo y debilitaría la oferta cultural de la ciudad·, argumentaban en el escrito. El documento fue entregado en las dependencias municipales pero la reconciliación no llegó.
“Mi misión es llegar a entendimientos con el Ayuntamiento y no declararle la guerra”, nos explica al respecto Xerach Gutiérrez, director general de Cultura del Ejecutivo regional. “Hemos intentado negociar con ellos hasta las últimas consecuencias. De hecho, llevamos con esta negociación casi desde el año 2010 para encontrar una salida al Museo de Bellas Artes del municipio y al arte contemporáneo -añade- para garantizar que las dos puedan coexistir y convivir en esta ciudad, que creo que también se merece tener un museo de bellas artes”.
El Ayuntamiento, que se se remite a las declaraciones que hizo el alcalde entonces, reitera que necesita “recuperar esa sala para la obra del museo”, un fondo guardado en la sala de almacenamiento del centro y que no han podido ser expuestas al público porque no había espacio, según los representantes municipales.
Los creadores, cansados de la indiferencia de los políticos hacia la cultura, parecen no estar dispuestos a aceptar una explicación que gira en torno al estado de conservación de las piezas. La opinión de Ramón Salas es clara: “El Ayuntamiento reclama el espacio de la SAC fundamentalmente como medida de presión ante los reiterados incumplimientos de los acuerdos que tienen suscritos con el Gobierno (que afectan al Viera y Clavijo, el teatro Pérez Minik y otros asuntos de mucha más trascendencia que la SAC), pero el Gobierno, que no ve con malos ojos la posibilidad de 'soltar lastre', parece dispuesto a que 'ahí se las den todas”.
Al Consistorio le asiste “plena legitimidad para reclamar un espacio que es suyo”, reconocen los creadores, sin embargo, están convencidos de que esta decisión perjudicará a la ciudad. “La importante labor historicista que hace el Museo Municipal se complementa con las nuevas tendencias artísticas que se exhiben en la Sala de Arte Contemporáneo. La oferta se amplía y una parte del público de la SAC visita también el Museo Municipal”.
Un nuevo espacio
El Ayuntamiento santacrucero no percibe el asunto como un problema, al contrario, sin entrar en disputas, ofrece una consideración optimista. “La ciudad no pierde una sala sino que gana otra”, defiende el alcalde José Manuel Bermúdez.
Y es que la búsqueda de un nuevo espacio que garantice la difusión de la cultura en Santa Cruz parece ser tarea ahora del Gobierno regional que no está dispuesto a “tirar la toalla”. “Nuestra misión es garantizar que la Sala de Arte Contemporáneo continúa en el municipio de Santa Cruz y eso es lo que vamos a hacer”, asegura Xerach Gutiérrez, quien confirma que la casa de la cultura del parque de La Granja es, por ahora, “el lugar adecuado, idóneo no”. “Ahora mismo es la salida que tenemos”, sostiene resignado.
Mientras, el objetivo está puesto en encontrar un emplazamiento que debe reunir unas “condiciones difíciles”, entre ellas que sea “a coste cero”. “Está claro que hubiera sido mucho mejor otro emplazamiento mucho más cercano, que tuviera acceso sobre todo el turismo de cruceros, que se pudiera llegar peatonalmente desde el centro, que estuviera cerca de una parada, del tranvía, que estuviera en un edificio arquitectónicamente trascendente y que la gente no fuera solo a ver la sala de arte sino además un edificio atractivo”, explica.
Con estas cartas sobre la mesa, el director general de Cultura lo tiene claro: “Aquí sí estoy de acuerdo con que el lugar idóneo para la SAC es donde está ahora mismo, cumple con todo. Pero no podemos”.
Desde una postura alejada de cuestiones políticas, Ramón Salas no parece vislumbrar un final feliz en este conflicto y su escepticismo se basa en que "los recortes en artes visuales han sido salvajes lo que ha descapitalizado completamente el área sin que se hayan buscado alternativas de verdadera acción política al mero reparto gracioso de prebendas al que estaban acostumbrados cuando fluía el crédito”. “Nada hace pensar que el Gobierno se vaya a preocupar de que la SAC se traslade a un espacio de similar dignidad. Nada han hecho desde 2005 y menos desde que el desalojo se les presentó como inminente. La Granja no reúne las condiciones pues la cesión del espacio por parte del Gobierno central es parcial y el Palacio de Carta, que sí es propiedad del Gobierno, requiere un dinero para su reforma del que no dispone”, manifiesta con dureza.
¿Apuesta por el regionalismo?
El área de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz afirma que el objeto de este acuerdo no es otro que el “recuperar unas salas que se necesitan para rentabilizar las obras que no pueden ser expuestas por un problema de espacio”. Este argumento se une a la explicación que ha dado el alcalde, José Manuel Bermúdez, convencido de que la ciudad ganará un importante museo de bellas artes, que contendrá obras de arte de gran valor artístico, histórico y patrimonial, las cuales serán exhibidas al público canario y visitantes.
Para Xerach Gutiérrez “cómo recuperan los fondos, dónde los tienen y cómo los conservan es problema del municipio”. “Pero sí creo que el municipio merece tener un gran museo de bellas artes” defiende por otro lado.
El colectivo de creadores contemporáneo no pone en duda “la pertinencia de crear ese museo”, pero sí cuestiona “el argumento con el que el Ayuntamiento escenifica esta ruptura”, fundamentado en “la necesidad de garantizar la conservación de los fondos” del espacio municipal “y la voluntad de convertir ese centro en el museo de arte canario del XIX y XX”. “Tengo entendido que el edificio en el que se encuentra el museo municipal, tras el traslado de los juzgados y otras dependencias de la administración, dispone de otros espacios que podrían ser habilitados en lugar de desmontar los que ya están operativos”, apunta Ramón Salas a título personal.
Más allá de si la capital merece o no un centro museístico dedicado al regionalismo, el debate se sitúa sobre el modelo de gestión y difusión. “Un proyecto de ese tipo no necesita ‘espacio’, sino dirección artística, conservadoras, restauradores, curadoras, historiadoras, críticos de arte, montadores, proyectos de investigación, presupuestos, adquisición de obra… y masa crítica”, sostiene el profesor de la ULL.
A juicio de Salas, “la idea de convertir el Museo Municipal en el Museo del Arte Canario del XIX y el XX es tan seductora como complicada”. La razón que aporta es que el museo no dispone de piezas significativas de creadores como Ismael, Domínguez, Gregorio, Millares o Chirino. “Y creo que no dispone de ninguna pieza de Oramas, Néstor, Manrique o Monzón, además de prácticamente nada de los últimos 50 años”, añade.
Pero a la cuestión de contenido, también se suman impedimentos económicos. “En esas condiciones, plantear un Museo de Arte Canario Contemporáneo (entendida ahora la contemporaneidad como periodo histórico) medianamente significativo resulta muy difícil. Sí parece más planteable un museo del ‘Regionalismo’ (un término que, en todo caso, habría que definir), que podría tener un innegable interés además de un alto riesgo, toda vez que el imaginario del arte canario se ha montado sobre las bases de sus oponentes estéticos e ideológicos. Pero aún esto, insisto una vez mas, requeriría de mecanismos para la renovación de la obra expuesta en lecturas transversales o temáticas con piezas cedidas que reclama un ‘material humano’ del que el Ayuntamiento no dispone”.
Y es que, como también recuerda Xerach Gutiérrez, la tendencia museológica actual no apunta montajes permanentes, como proyecta el Consistorio capitalino, sino un mecanismo de renovación de la colección expuesta. “Hoy en día el 90% delos museos de Europa, incluido los de bellas artes, rotan exposiciones, ningún museo tiene muestras permanentes porque no es lo que prima en gestión de museología porque quieres que el mismo público pueda visitarte varias veces al año”, apostilla el director general de Cultura.
Cuestión de dignidad
En este controvertido asunto, que no termina en la firma del acuerdo por parte del Ayuntamiento capitalino y el Gobierno canario dado que los creadores continúan reivindicando la continuidad de la SAC en ese inmueble, no parece que prevalezca el convencimiento de que el espacio es un simple medio sino un fin en sí mismo. Teniendo en cuenta que la capital -o el área metropolitana o la isla- cuenta con con pocas salas de exposición y museos, más allá de las consideradas alternativas, que puedan acoger las necesidades de los creadores, la escena artística no se conforma solo con “exponer su obra, sino que se vea y se vea bien expuesta”, indica Xerach Gutiérrez.
Pero Ramón Salas matiza y profundiza más esta consideración al afirmar que desalojar la SAC de su actual ubicación “pone en peligro no solo el futuro del espacio sino su pasado, pues para los artistas es fundamental su trayectoria, en la que basan su credibilidad, que es su mayor patrimonio”. Esto se justifica en el hecho de que “la consideración de un artista depende tanto del prestigio de las salas en las que ha expuesto como a la inversa”. Pero hoy por hoy son pocas las administraciones que trabajan proyectos para dar visibilidad al arte alternativo. “Si un artista pone en su currículum, como indicador de su prestigio, una exposición en una sala que, en el momento de ser consultada por un hipotético interesado en su trayectoria, ha sido convertida en un museo del traje, o del XIX, o acoge exposiciones de belenes, funcionará más como demérito que como mérito, de ahí la importancia de respetar la continuidad de los espacios que, además, generan en el imaginario local una idea de proyección curricular y de jerarquización de los objetivos personales”, critica el profesor e investigador de la ULL.
Frente a la escasez de ayudas públicas, los patrocinios, y teniendo en cuenta los recortes que han amenazado la inestable base económica de este tipo de propuestas, los creadores de arte visual canario venían en la SAC, un espacio público, una importante plataforma para su trabajo. “No hay ninguna otra sala ni en el municipio ni en Tenerife destinada a jóvenes artistas menores de 45 años y además dedicados al arte contemporáneo. Ellos allí se sentían cómodos porque ya teníamos un público cautivo, porque ha sido un trabajo de muchos años, donde la gente sabía donde estaba. Allí se trataba la obra de jóvenes artistas igual que si fueran los más consagrados de Europa, y eso es importante para ellos”, dice el director general de Cultura.
En suma, la continuidad de proyectos alejados del circuito, independientes, con un recorte en los presupuestos de casi el 90%, se restringe cada vez más en capitales de provincia como Sana Cruz de Tenerife, donde se decide adoptar medidas impopulares en medio de la paralización de un proceso de negociación entre administraciones. “Ojalá que este desencuentro entre administraciones se traduzca en lo que nos prometen: que el Gobierno cumpla su compromiso de trasladar la SAC a un espacio de igual o mayor dignidad, y que el Ayuntamiento cumpla su deseo de convertir el Museo Municipal en un digno museo del arte canario contemporáneo. Nadie estaría más interesado que nosotros en que tal cosa ocurriera. Pero quisiéramos dejar planteada la pregunta sobre qué pasará si, como nos tememos, el Gobierno capitaliza el victimismo amparándose en el argumento de que han sido desalojados a su pesar y que por falta de presupuesto no pueden seguir desarrollando la labor que venían cumpliendo; y si, por otra parte, el Ayuntamiento no pueda o acierte a hacer otra cosa que colgar en sus nuevas paredes algunas de las obras deterioradas que, al parecer, guardan en sus almacenes. ¿Quién asumirá la responsabilidad si lo que finalmente ocurre es la pérdida de un ‘pájaro en mano’ a cambio de 'pajaritos preñados', y todo se traduce en una apuesta por la cultura del XIX frente a la del XXI y por la ‘cultura de cruceristas’ a costa de la cultura viva local?”.
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