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Ver danza de la buena

'Animal', Daniel Abreu Cía de Danza

Inauguración Festival Canarios Dentro y Fuera

26/12/2014. Teatro Guimerá (S/C)

por Adán Hernández

 

El viernes 26 la Cía. de Daniel Abreu mostró su pieza 'Animal' en el Teatro Guimerá. La actuación inauguraba el festival 'Canarios Dentro y Fuera' mantenido en pie contra viento y marea desde el Teatro Victoria. En un país que parece esforzarse solo en cultivar la precariedad, 13 ediciones avalan a un festival por sí solo sin necesidad de echarle flores. Y contar con Daniel Abreu es algo más que simbólico. El bailarín y coreógrafo vuelve esta vez con el recién recibido Premio Nacional de Danza en la categoría de creación. Algo palpable en el ambiente. De algún modo, llega a compartir su premio con el contexto del festival y del Victoria, gente por la que siente agradecimiento, público fiel, amigos y compañeros de escena, de esos que "siempre creyeron en él". Gente que lo vio bailar hace tanto en las calles de Santa Cruz, como se sigue haciendo en este festival. Gente que se siente reconocida y orgullosa a través de su trabajo.

Pero aunque siempre da gusto encontrar un teatro lleno, no hay que dejar de preguntarse de qué se ha llenado. Es saludable separar bien las cosas. Este acto de reconocimiento plural, tan bueno, se dio en un ambiente extrañado, y no por que fuera en el Guimerá, algo poco habitual. Como público, formamos una masa impaciente, incapaz de acallarse. Una multitud que tose y carraspea con los móviles encendidos, algunos sonando. Conjunto casual que se aquieta con la música de la pieza y sus partes de mayor movimiento, tratando de agarrarse a un algo espectacular que nadie había prometido, de nuevo ruidoso llegado el silencio. Público espejo de esta sociedad consumidora de porno fácil, de retorno de antiguos miedos, obvios cuando toca enfrentarse al cuerpo desnudado de los intérpretes, a cuerpos de verdad. Crudos, primitivos los desnudos que Daniel plantea, pero nada agresivos, aunque eso sí, expuestos. Entonces se traga saliva, encontrando ahí un silencio tenso o, por sorprendente que parezca, aquel cuchicheo y la risita tonta que nos daba de pequeños.

"Mucho público de periódico", como escuché decir al salir, que se acercó al Guimerá puede que más a ver a un señor con un premio que a la danza en sí, sin saber la implicación de ese señor en la historia del festival, y al revés. Cada cual sabrá.

Pienso en todas esas personas que formaron público, poco habituales del festival, del Teatro Victoria, de la propia danza. Pienso que haya sido justo 'Animal' lo que les pueda haber roto esquemas prefijados de lo que la danza es y puede ser, y otros más profundos. Pienso en que toda esa gente tiene suerte. La belleza a veces aparece y te da una buena hostia. Miramos a otro lado o nos defendemos. Pero esas heridas permanecen y algo sale de ellas a la larga.

Diría de 'Animal' que es una propuesta con poder onírico. No por la forma o porque se tienda a relatar un sueño, aunque el espacio pueda sugerirlo, con una imagen invertida constante donde ramas y raíces son lo mismo, sino por el efecto que crea en el espectador que juega la propuesta. Es muy envolvente. Abreu maneja los contrastes para que la sensación inicial de algo levemente sostenido se torne una vez dentro en otra imparable de caída libre. Todo ello reforzado por una selección musical muy apropiada, algo ruidista y que tanto me recuerda a las atmósferas de mi adorado Christian Fennesz. Cosas que hacen olvidar los pecados de un público más que despistado por el que hubo que esperar 30 minutos para que terminara de ocupar sus asientos. Supongo que es mejor seguir pensando que cosas como ver danza de la buena sacan lo mejor de la gente.

Pero que lo saquen ya, por favor, que la vida no es tan larga.