Hace tiempo –31 años ya– que la llegada del Festival Internacional de Música de Canarias significaba para muchos jóvenes estudiantes de conservatorio las islas una muestra de excelencia y talento con la que poder imaginar el futuro. Entre ellos, una vivaracha aprendiz de violinista, con el instrumento a cuestas después de clase, se hacía con una entrada con descuento joven y acudía a los conciertos que por aquel entonces se hacían en el Pérez Galdós de la capital grancanaria. Allí soñaba con que algún día ella sería la que gestionara y organizara festival. Y así ha sido. Candelaria Rodríguez-Afonso (Las Palmas de Gran Canaria, 1962) no solo se conformó con ser violinista, se licenció en Musicología y Ciencias del Teatro por la Universidad de Viena y posteriormente y realizó el Master of Advanced Studies en Gestión Cultural antes de convertirse en 2009 en la directora del FIMC. Su gran objetivo, llevar la muestra a una audiencia mayor y más variada, “trabajando en el equilibrio”, esto es, “que la música y la calidad lleguen a todas las islas”, pero sobre todo “demostrando que la música clásica no es patrimonio de las canas”.
¿Es cuestión de pensar nuevas estrategias para impulsar la popularidad de la llamada música culta con formatos arriesgados que permitan movilizar a las audiencias excesivamente tecnificadas en nuestros tiempos? “Tratamos de acercarnos a todos lo públicos, porque no es que el festival sea de todos los canarios, es que la música, el legado musical y cultural es de todos y nos pertenece. Queremos que el FIMC sea para todos, que se acerque el mayor número de personas –comenta Candelaria Rodríguez–. Para esto no hay que modificar la quinta de Beethoven ni tocar Mozart haciendo el pino… Es un legado que es así y ha llegado hasta el siglo XXI porque es como es, y no se puede adaptar para que se entienda mejor. Tiene que ser uno mismo quien modifique su forma de escuchar”.
Para abrir más los oídos, desde el pasado 8 de enero y hasta el viernes 13 de febrero, el repertorio clásico será protagonista en escenarios de todo el Archipiélago con interpretaciones de personalidades como el compositor y director Krzysztof Penderecki; los directores Yuri Termirkanov, Trevor Pinnock y Mark Minkowski; los pianistas Maria Joao Pires y Javier Perianes; el contratenor Bejun Metha; la violinista Lara St. John y Xavier de Maistre, además de la legendaria Orquesta Filarmónica de San Petersburgo, la Orquesta Sinfónica de Tenerife, la Filarmónica de Gran Canaria, la Britten Sinfonia o las historicistas Les Musiciens du Louvre, I Turchini y la Akademie für Alte Musik de Berlín. “2015 es ejemplo de que con menos recursos, se puede hacer un gran festival, quizá con menos conciertos pero manteniendo la calidad con un gran nivel”, defiende la directora.
Siempre se ha dicho que el invierno no es un bueno momento para los festivales, sea el género o arte que sea. Excepto en Canarias. “Después de 31 año el FMC está perfectamente consolidado e incluso en estos años de dificultades económicas se ha afianzado, –asegura Rodríguez-Afonso– sobre todo a nivel internacional como uno de los más relevantes del circuito”. Factores climáticos así como la inversión llevada a cabo en los últimos años por las diferentes administraciones para contar con espacios escénicos de calidad (el último, el Palacio de Congresos de Fuerteventura, inaugurado el 8 de enero por el tenor Juan Diego Flórez, en lo que fue el primer concierto del XXXI Festival de Música de Canarias) lo sostienen. “El FIMC sirve para traer grandes nombres, y también para dar a conocer a estas personas nuestros recursos naturales”, insiste.
De hecho, a juicio de la directora del FIMC, “el presupuesto es austero para el peso y la visibilidad internacional que tiene”. “Tenemos dos auditorios fabulosos, un público increíble, dos orquestas de primer orden. El festival tiene un enorme peso cultural que atrae a un público que entendemos de calidad. Una repercusión que también cuantificamos con el número de turoperadores con los que trabajamos, que son más de setenta por edición”. También han contribuido a este alcance exterior “las apuestas del Gobierno para la promoción de Canarias”. “En los últimos tres años estamos participando de la mano de Promotur y la Consejería de Turismo con estand y nombre propio en las tres ferias más importantes a nivel europeo como son la ITB de Berlín en marzo, World Travel Market de Londres en noviembre y también en febrero en Fitur en Madrid”.
Como gran parte de los programadores de música culta, Candelaria Rodríguez ha tenido que hacer frente, desde que se incorporó hace cinco ediciones, a los ajustes económicos obligados por la crisis, hasta el punto de que define como “malabares” las diferentes acciones que se llevan a cabo desde la organización del festival para “buscar un equilibrio entre la calidad, el número de conciertos, la difusión, el impacto social”.
Entre ellas, con el objetivo de renovar seguidores, “la política de precios se ha modificado, hay entradas desde 7 euros para estudiantes de conservatorio, desempleados, también oferta last-minute para quien llega en los últimos 40 minutos. Los precios son muy asequibles, desde 20 euros hasta 100, dependiendo de la calidad o la intensidad del proyecto, similares a otros como el Circo del Sol, o del fútbol, cosas que nadie cuestiona”.
En cuanto a la política programática, para acercar el festival a nuevos públicos “propuestas como el Joven Festival o acciones como salir a la calle los estudiantes de conservatorio y escuelas de música de las ocho islas, en un pasacalles simultáneo con camisetas y una leyenda que dice ‘sigue la música” han dado buenos resultados, apostilla.
Iniciativas para los jóvenes
La labor de captación de nuevos públicos también se pone en funcionamiento con el Joven Festival de Canarias, una iniciativa que cumple cinco ediciones ideada “en origen para que unos padres puedan ir con sus hijos, casi desde que tienen tres días, o más mayores, pueden llorar, moverse, aplaudir, entusiasmarse, para que vivan su estancia en el Auditorio como un espacio de libertad y que hagan lo que sienten”.
Este 2015 el Joven Festival tiene su presencia en el proyecto 'Sigue la música', en el que orquestas y bandas de todo el Archipiélago tomarán las calles y atraerán con su música al público a teatros y auditorios en las ocho islas. “Les estamos diciendo a estos jóvenes que también se les mira, se les acoge, se les dice que el festival es suyo, que son responsables de la difusión de la cultura. Les decimos que tienen un papel importante en el proyecto”.
No en vano, estos jóvenes son también público del festival y captar su atención implica que algún día acabarán comprando un abono para deleitarse con un variado programa de música clásica.
Nuevos retos para el FIMC
Candelaria Rodríguez se muestra optimista con el futuro del Festival Internacional de de Música de Canarias: “Esperamos que cuando pase la crisis se recupere una parte, también por el bien general no solo del festival”. En ese sentido, apela no solo a la inversión que le dedique el Gobierno de Canarias, que es quien organiza y respalda, sino también “que otras empresas privadas se animen a formar parte de un proyecto de nivel como este”.
Por ello, que el Estado haya decidido, después de marear tanto la perdiz, que finalmente el mecenazgo no tenga una ley propia en España es, en opinión de la directora del FIMC “una pesadilla para los que nos dedicamos a proyectos culturales como este”. Su experiencia en gestión le lleva a afirmar que “la cultura es un bien común como otros y el Estado también tiene que contribuir”. “La ley de mecenazgo debería existir, sería un gran apoyo para el desarrollo de los pueblos. Un pueblo inculto es un pueblo pobre y el gasto en cultura hay que entenderlo como una inversión, con mayúsculas, al desarrollo de las personas y de la sociedad”.
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