Justo en medio de un mapa cultural lleno de muchas incertidumbres y pocas certezas, “La Laguna es uno de los epicentros del jazz ahora mismo en Canarias”. Lo dice Yul Ballesteros, uno de los guitarristas más destacados del archipiélago que el miércoles 14, a las 20:30 horas, comparte el escenario de la plaza de Santa Domingo con Nicotine Swing, en el marco de la II Semana Internacional de Jazz Ciudad de La Laguna.
Esta muestra dedicada “a la expresión máxima de la libertad” (Wynton Marsalis) llega esta semana a su recta final con una serie de conciertos encadenados que, con carácter gratuito, mantendrán activa la música hasta el próximo domingo, indica Organismo Autónomo de Actividades Musicales (OAAM) del Ayuntamiento de La Laguna, organizador del festival con el patrocinio del Cabildo de Tenerife y la Fundación CajaCanarias.
“Aplaudimos todo lo que sean iniciativas que den oportunidades a los artistas”, sobre todo “si además son conciertos gratuitos y se llenan las calles con música”, porque la ciudad “también pueden usarla los interesados en la cultura” sin que tengan necesidad de “consumirla”, subraya en una conversación telefónica Nacho Martínez, miembro de Nicotine Swing.
Una vuelta a los orígenes
Nacido en Gran Canaria, Yul Ballesteros se ha convertido en un 'fijo' de todos los festivales patrios, y más en los de las islas a pesar de que, tras varios años rodando fuera del país -vivió en Boston y Nueva York, entre otros lugares- ha fijado su residencia en Madrid, donde imparte clases como profesor titular en la escuela ESMUVA desde hace dos años. “Cada vez que voy a Canarias, flipo con el público” en lo que a interés, práctica y conocimiento del género jazzístico respecta. En concreto, “en La Laguna cada vez hay más afición y ganas”, agrega el músico, compositor y productor.
A un formato a trío se reduce el espectáculo que ofrecer el guitarrista canario en la II Semana Internacional de Jazz, continúa contando al otro lado del teléfono, en un repaso por la historia del género: “Será una vuelta a los orígenes de algunos estilos y jazz en general”. Acompañado por contrabajo y batería, pondrá en escena música tradicional americana pero a través de temas originales, es decir, de producción propia.
Yul Ballesteros, que ha colaborado con músicos de la talla de Kevin Mahogany, Dave Samuels, Dave Santoro, Dick Oatts, Kike Perdomo, Ari Hoenig, Gary Versace o Joe Magnarelli, entre otros, no oculta su expectación por tocar en La Laguna. “Mientras el clima lo permita, tocar al aire libre siempre es interesante porque la gente está más relajada viendo el espectáculo”.
Tras la aparición de '121 Park Drive' (2008), su primer disco en solitario, y el aclamado 'Minor Things' (2009), Yul Ballesteros tiene en proyecto grabar un álbum a trío, el formato con el que viene a Tenerife, con composiciones propias, así como “otro en quinteto”. En una interesante apuesta de intercambio musical, pero sin alejarse del público, el músico sacará dentro de poco otra grabación con el timplista Germán López y un disco con la Big Band de Canarias.
Atrapados por la nostalgia
En el amplio universo de un género como el jazz a menudo surge un debate, que no por recurrente es tópico, sobre si el movimiento de la música de improvisación debe salvaguardar el repertorio o impulsar la nueva creación. En Canarias existen defensores de una y otra postura, como es el caso de Nicotine Swing, una de las escasas formaciones isleñas que representa el gypsy jazz (o jazz manouche). “El interés por este estilo nos llevó hace siete años a crear el grupo, para dar a conocer el género desde nuestras propias inquietudes y recuperar cierto repertorio que en su día fue muy popular”, apunta Nacho Martínez, uno de sus componentes.
Aunque nada tiene que ver la industria jazzística de entonces con la de la actualidad, la “música de entreguerras” que hace la banda tinerfeña se centra en “expresar el amor hacia el jazz manouche y el swing por parte de seis personas alejadas en el tiempo y el espacio del París de los años 30 y de los gitanos centroeuropeos, pero muy cercanas en la forma de sentir esa música”.
Tras varios meses centrados en consolidar su propuesta basada en la “espontaneidad”, la elegancia y la vitalidad de la época, la banda ofrecerá en esta II Semana Internacional de Jazz un repertorio integrado por clásicos del gypsy jazz de Django Reinhardt o el swing de los años 30, pero sobre todo por composiciones propias de nueva creación, siempre desde el respeto al estilo y con el mismo espíritu.
Otra de las novedades del concierto del 14 de mayo es que se estrenará al clarinete Diego Jorge Rodríguez, que sustituye al acordeón con lo que se mantiene el formato “ya consolidado” de seis personas con tres guitarras, un contrabajo, clarinete y voz, explica Martínez.
A pesar del ambiente de pesimismo que está viviéndose en el mundo del jazz, donde se habla incluso de una industria en ruinas, Nicotine Swing vive desde sus inicios una respuesta de público muy positiva: “El swing y todas sus variantes en los últimos años está viviendo como género un buen momento”, argumenta Nacho Martínez, quien atribuye esta repercusión a que “la gente muestra interés por este tipo de movimientos para huir del mercantilismo del sistema”.
Además, destaca que el formato acústico de la formación, fácilmente adaptable a espacios de cualquier tamaño, y la frescura de la propuesta, más cercana a la música popular que a lo que hoy se entiende como jazz, facilita tanto que sea “asequible para la gente no iniciada en el género” como que el grupo pueda estar en festivales de este estilo como de otras músicas.
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