Nikolai Lugansky

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Cuatro notas ascendentes sirven de apertura a este recital, provenientes de la Sonata op. 31 no. 2, denominada por el propio Beethoven como Tempestad, en referencia a la obra de Shakespeare. Una obra escrita en 1802, cuando su sordera, progresiva e incurable, le conducía inevitablemente a la desesperación y que muestra desde sus primeros acordes su agitación, profundidad y maestría tanto temática como formal. Continúa el programa con el Preludio, Coral y Fuga del maestro belga afincado en París, César Franck. Una obra de gran coherencia motívica y armónica que pone de manifiesto su profundo respeto hacia Bach, al componer inicialmente un Preludio y Fuga al que añadió posteriormente el Coral, aportando continuidad y misticismo a toda la obra. Prosigue el homenaje al maestro de Leipzig a través de un arreglo de su Partita para violín en Mi mayor, llevado a cabo por el maestro ruso Serguéi Rachmaninov, que cierra este recital a cargo de uno de los grandes herederos de esta escuela, con una selección de sus estudios para piano, de gran exigencia técnica y melódica, creados como un compendio de imágenes. En palabras del propio compositor, “dejemos que pinten por sí mismo lo que más sugieren”.