El título de este texto, a pesar de lo que pudiera sugerir, no hace referencia, al menos en primer término, al típico plátano que no es el canario, sino al clásico cable como el de la foto, que se utiliza para conectar la guitarra con por ejemplo el amplificador. Pero bueno... tarde o temprano encontraremos otra conexión. Sigan leyendo y verán...
Es de dominio público que muchos músicos (por no decir todos) se han acomodado, seguramente por la crisis, a comprar instrumentos y accesorios por internet. Es lógico... esperas un poco más pero ahorras un buen pico... sobre todo si acumulas mercancía para minimizar los gastos de envío. No entender e ir contra esta premisa es como darse contra un muro. Es una realidad que por un lado beneficia al comprador, pero que por otro, al igual que sucede en otros sectores comerciales, pulveriza al empresario local. Las últimas modas desembocan en organizados encuentros de tuppermusic, para entre muchos hacer un pedido brutal del que al final ¿se benefician todos? Cuidado.
Bien es cierto que hay gente que se pasa, y que prefiere comprar 50 púas (plectros) antes de ir a comprar una y mirarle a la cara al señor que lleva ahí toda la vida y que te vendió tu primer pedal. Otros compran hasta cables rca y adaptadores, fíjate tú... y hasta la clásica banana que por un poco más podemos adquirir en un establecimiento de confianza. Por otra parte están los más inexpertos que gastan más y piden cosas más tochas, como una mesa de sonido con sus columnas de estudio, que ya debe pesar lo suyo, e incluso cosas más delicadas como un instrumento que puede deteriorarse en el trayecto con lo que el negocio al final no es tal. Las tiendas de instrumentos siguen estando ahí para ayudar. Son un grato lugar de encuentro para conversar, asesorarse e incluso... no lo olviden, pedir material por internet que no tienen en la tienda.
Yo no defiendo ni una cosa ni la otra, pero sí que me gustaría dejar claro que si no somos un poco más comprensivos y complacientes con la realidad de otros es complicado que lo sean con la nuestra. Tan solo imaginen una plaga de bandas de rock de China instalándose por todo el planeta y que los bares y promotores de fiestas de aquí las contrataran porque cobran mucho más barato.