Tripolar es la evolución, más que decente, de un proyecto caduco que muchos conocíamos como Aloperro y que sin aportar demasiado se labró una buena legión de seguidores. Bajo este nuevo nombre y formato y con un poco más de empuje publican este álbum de debut. Un disco esperanzador que roza las exigencias del rock alternativo y que como mínimo, a pesar de sus cercanías al mainstream, calificamos de digno.
‘Plutón’ abre este trabajo y lo hace para mostrarnos el espectro de posibilidades de Tripolar. Es lo que hay, no busquen más allá. Un sonido que recuerda a un post punk con un toque comercial y que en ‘No fue suficiente’ muestran en todo su esplendor. Un disco serio en exceso, con buenas letras dotadas de cierta profundidad y donde el peso recae en las líneas de guitarras, por otro lado más que predecibles. Esto no es malo. Tripolar guarda las formas de una banda comercial, pero carece de los mecanismos básicos que se presuponen a este tipo de grupos. Por otra parte son buenos músicos y saben qué hacer en cada momento. Canciones como ‘Nuestra decisión’, ‘Tripolar’ y ‘Débil’ siguen esta misma fórmula de one hit wonder. Hay en cambio algunas excepciones que marcan otra dirección, ‘Manos de alambre’, con un poco más de groove, ‘Estado sólido’ y ‘El apuntador’, más ligeras, o ‘Mírame’, más currada y preciosista.
Este ‘Triángulo Imposible’ es un trabajo fácil de escuchar pero que afortunadamente no entra a la primera. Quizá porque nos recuerda a muchas cosas y no sentimos que nos conmueva. En cambio y quizá por la misma razón cada canción se convierte en un hit. Un hecho que visto así transforma este disco en una colección de himnos contemporáneos que huelen a rock duro pero que saben a pop alternativo. Pero seamos honestos, después de todo, el discurso de Tripolar es aceptable, a pesar de su estudiada falta de frescura y de su despreocupación por aportar nuevas ideas a un pop rock que desaparece mientras están leyendo esta reseña.