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Carlos Castillo

"Uno de los objetivos de este show es que la gente deje de votar a la derecha"

Carlos Castillo es uno de esos tipos cautos, parece que todo el tiempo se está guardando lo mejor para el final. Hace unos meses que viene haciendo en La Laguna su nuevo monólogo, 'Enfangado'. Por este y otros motivos decidimos quedar personalmente con él y que nos hiciera un balance de su espectáculo, y aprovechando, que nos diera también su visión del humor en Canarias y en otras partes del mundo, de hecho viene de haber disfrutado de unas vacaciones en Finlandia.

Lagenda.- ¿Finlandia?¿No es un sitio demasiado serio para un cómico?

Carlos Castillo.- Pues aunque no lo creas hay mucha comedia en Finlandia, mucho humor. Fue una sorpresa encontrar en el norte del país espacios donde programaban shows de openmic, eso sí, en inglés.

L.- ¿Y te defiendes con el inglés?¿Te ríes de lo que hay que reírse?

C.C.- Tuve también la oportunidad de asistir a espectáculos de stand up comedy en Nueva York, y sí que entendía parte de los chistes. Otras veces me los soplaban. Los cómicos somos observadores con la gente que no se rie. Pero mi experiencia me dice que no es falta de comunicación, sino de expresividad. He vivido algún caso en el que alguien no se ríe y al finalizar viene a dar contigo y te felicita.¡Qué show más bueno! y no se ha reído una sola vez.
De todas formas ya he interiorizado que si no hay risas no es culpa del público sino del propio espectáculo.

L.-¿Pero hay de qué reírse?¿De qué va 'Enfangado'?

C.C.- Lo estrené el pasado diciembre, y desde entonces lo hago una vez al mes. Es el show que más me ha gustado, también el más estudiado. Es más crítico, más político, me meto con la humanidad, pero para mejorarla. Tiene un transfondo serio, pero para equilibrar también incluyo partes más chorras. Son teorías desde la tontería que se convierten en fórmulas para salvar a la humanidad.

Para mí el costumbrismo no es gracioso. No creo que el éxito esté en soltar palabras como totorota y jilorio

L.- ¿Y no temes que la seriedad del monólogo haga que quienes hayan ido a reírse te cojan un poco de miedo?¿Te posicionas en algún bando político?

C.C.- De momento la gente se ríe. Es un show que va más allá de izquierdas y derechas. Es mejor criticar a toda la clase política en general que posicionarte en un bando, pero tengo mis principios. Uno de los objetivos de este show es que la gente deje de votar a la derecha.

L.- ¿Y no crees que eso es contraproducente para la comedia?

C.C.- Habrá alguien que se sienta aludido, pero nadie se ha sentido ofendido. Una de las preguntas que he hecho en el espectáculo es la de si había votantes del PP en la sala, y sí, en algún momento hubo uno, y después de la función me senté a hablar con él, y a discutir, que me encanta. Enfangado es justo esto. No me preocupa mojarme, intento salvar a la humanidad, ser lo más crítico posible, con el mundo y conmigo mismo.

L.-¿Cómo ha cambiado Carlos Castillo desde sus inicios? porque a lo tonto llevas con esto...

C.C.- Pues en julio hará 8 años. En algún momento pensé en hacer una recopilación histórica. Utilizar recursos que he usado en mis primeros años, chistes que llevaba a los concursos a los que me presentaba. El chiste de la panga lo he utilizado hasta el año pasado. Por aquel entonces sufrí una crisis y dejé de actuar. Tuve que parar y reconsiderar lo que estaba haciendo y me planteé tirar a la basura todo lo que había hecho. A la última de mis actuaciones antes de parar la llamé 'El Funeral' y claro, no fue nadie, tuve que cancelar. Llega un momento en el que te saturas... Afortunadamente cuando compartes el escenario con alguien es diferente.

L.-Te hemos visto con grandes de la comedia, incluso estar a su altura. ¿Cómo llevas tu camino hacia la cima?

C.C.- Me gusta mucho actuar con Kike Pérez y Aarón Gómez, yo sé que ellos me invitan por caridad, pero luego es complicado crear un vínculo con los espectadores en grandes espectáculos. Tengo claro que el 80% del público llega a través de las redes sociales. La gente se ha acomodado a ver el humor en la red, es un medio accesible para todo el mundo, pero llevar bien un perfil exige tres o cuatro horas al día, yo soy horrible para eso Kike y Aarón lo saben hacer bien. A veces pongo chistes que tienen 4 'me gusta's, uno de ellos es de mi madre.

L.- ¿Crees que el futuro del humor está en la red?¿Siguen apareciendo nuevos cómicos?

C.C.- Kike y Aarón empezaron en bares y luego han triunfado en las redes. Hay otros casos como el de Omayra Cazorla que comenzó en la red y ahora triunfa en los bares. El viral de Kike con la bandera de Canarias en el spot del FIFA18 es un buen ejemplo de lo que debo aprender. Me interesa ver lo que hacen los demás en las redes, no siempre les pongo me gusta, pero si veo sus coñas es porque me gustan mucho, si no, no las vería. Me entretienen sus historias, pero también las de nuevos cómicos que sí que veo en los bares como Juanfree, Jessica Rojano, Abián Díaz. Manu Franco esta ofreciendo cursos de stand up comedy de los que espero que salgan nuevas generaciones. También vuelve a haber concursos, con los que aunque no esté muy de acuerdo, reconozco que son necesarios, aunque no siempre sirven de ayuda.

L.-¿Piensas que el éxito de los cómicos en las redes se corresponde con la realidad?¿Sigue el público petando salas para ver monólogos?¿Netflix ha matado a los bares?

C.C.- Quizá ha parado el boom de la comedia. Veo cómicos, incluso en Netflix, por que necesito estudiarlos, ver qué herramientas utilizan, sus recursos, su acting... Hay de todo y algunos espectáculos ya no me hacen gracia, otros muchísima. Gracias a esta plataforma he descubierto cómicos inspiradores. Pero sí que es cierto que un cómico famoso tiene un 80% ganado antes de actuar en un teatro, eso sí, no deberían acomodarse y seguir innovando. Cómicos como Dani Rovira tienen talento para contarte la muerte de tu perro y conseguir que te rias. Lo más importante no es el texto, sino la actitud que tengas y saber cómo vender el texto. Saberte un guión es parte de esa actitud, puedes desarrollar e improvisar sin problema y volver a retomar el texto en cualquier momento.

L.-¿Qué importancia le das a la improvisación?

C.C.- Cuando el público te ve con actitud pensativa sobre el escenario deja de prestar atencion, desconecta. Saber improvisar es necesario para comulgar con el público. La audiencia sabe que te preparas un guión pero prefiere o no quiere saber que lo haces. De esta forma el show es muchísimo más natural. Ignatius es un fiera con esto por que da la impresión de que no tiene nada preparado. Es el mejor cómico de este país. Está a un nivel crítico insuperable, mete hachazos entre el jijí-jajá y a menudo se le tergiversa y no se le comprende. Estamos en un pais que lamentablemente no sabe distinguir entre reirse y que algo les haga gracia. Hay gente que se ofende para quedar bien.

L.-Y al contrario que Ignatius...¿Tiene Carlos Castillo algún filtro, te auto censuras?

C.C.- Me he pasado bastantes veces diciendo burradas, incluso he pensado en hacer un show dedicado a fachas y maltratadores... El día que la gente se ofenda dejaré de hacer comedia. Mi intención no es ofender directamente a nadie. Nunca he quitado un chiste, puedo hacer una crítica machista, pero no un chiste machista. A veces la gente no entiende los chistes y los tengo que reformar, pero no prescindir de ellos. En el nuevo espectáculo, pongo opiniones que pienso de verdad, como que si hay que dejar votar a todo el mundo. Me indigno mucho y eso es parte de mi estrategia para salvar el planeta. Hay gente que grita revolución y lo escribe con 'b'. Además de la comedia tengo un trabajo que me genera mucho material. Pero he dejado de utilizarlo. Mi vida es una tragicomedia.

L.- ¿Es necesario que se ría el cómico para que la gente entienda el chiste?

C.C.- El humor como disciplina es bastante complejo. Hay gente que lo hace fácil, Chiquito de la Calzada, Kike Pérez son diferentes formas de hacer humor. Tienes más posibilidades de fracasar cuando sales haciéndote el gracioso al escenario que si sales serio, en plan Eugenio. Si tu espectáculo lo empiezas al 100% estás poniendo la expectativas demasiado altas y es más complicado mantener el tipo.

El público de Carlos Castillo todavía está por conocerlo
 

 

 
L.- ¿Crees que existe un concepto de humor canario que sólo le gusta a los canarios?

C.C.- Si te refieres al humor canario saliendo de los tópicos creo que sí. Da la casualidad de que soy canario, por lo que supongo que mi humor será humor canario. Para mí el costumbrismo no es gracioso. No creo que el éxito esté en soltar palabras como totorota y jilorio, pero si hay cómicos que las utilizan y triunfan es porque al público le gusta escucharlas. Creo que no hay que forzar la canariedad, en todo caso dejar que fluya con naturalidad como les ocurre a Manolo Vieira o a Abubukaka. Hay espacio para todos. Gazz, Nachitzz, José Dóniz, muchísmos mas. Somos un buen equipo, nos llevamos bien. A algunos no los conozco y a otros no los trago, pero hay público de sobra y variado. El público de Carlos Castillo todavía está por conocerlo.

L.- Tienes tu sede central en EliRomm en La Laguna. ¿Qué destacarías de este espacio?

C.C.- Pues todo. El trato es genial, en 2018 he dejado de hacer el openmic por motivos de horario, pero continúo ofreciendo allí mi espectáculo un sábado al mes. Creo que es el mejor espacio de Tenerife para el humor, quitando los teatros, o casi todos. Es una sala cómoda, cuesta un poco que la gente venga, aunque creo que es un mal generalizado a todos los locales de la isla. Afortunadamente se sigue trabajando y el público repite y va cogiendo confianza. Tiene una programación cultural muy completa con microteatro, charlas, comedia, es un sitio súper recomendable.