El tradicional desfile y quema de la figura isorana es parte de la vida carnavalera en el municipio. Sergio e Himar, presidentes de la asociación, nos cuentan algunos asuntos acerca de la misma

Creemos que 'El Lucas' es una figura muy querida por las personas que han vivido esta tradición única de nuestro municipio por lo que representa en cuanto a diversión, buenos momentos, compartir, convivencia, anécdotas… También porque durante muchos años era el acto con el que se cerraba el carnaval. 

Esta tradición se remonta a finales del siglo XVIII. 

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Tres años después de que se suspendieran los carnavales en 1937, un grupo de vecinos decidió retomar la tradición de la quema de 'El Lucas'. Los responsables del acto terminaron pasando la noche en el cuartel. Al día siguiente, los vecinos se concentraron frente al ayuntamiento para exigir al alcalde su liberación. Esto hizo que se siguiera celebrando hasta finales de los años sesenta. Después de que el ayuntamiento de Guía de Isora retomara la tradición en el marco de la celebración de los carnavales, con la desaparición de estas fiestas en el municipio desapareció también 'El Lucas'. En el año 2016, un grupo de cinco jóvenes isoranos retomamos la tradición realizando una labor de búsqueda de información y difusión de la historia de esta figura del carnaval. El 27 de febrero de ese mismo año, después de siete años en el olvido, 'El Lucas' volvió a recorrer las calles de Guía de Isora acompañado de multitud de viudas que se debatían entre la alegría de volverlo a ver y la tristeza de perderlo de nuevo en la hoguera.

Para la Asociación Sociocultural Guerguera, la implicación de los diferentes centros educativos ha sido siempre una prioridad. Es fundamental que nuestros niños y jóvenes conozcan y participen en este proyecto para que la tradición se mantenga a lo largo de los años. Desde que rescatamos la figura de 'El Lucas' hemos impartido charlas en los colegios, se han instalado exposiciones y cada año participan más centros en el concurso de elaboración de la figura de El Lucas. 

¿Qué significa para ti implicarte en esta tradición? Un compromiso por mantener viva esta tradición que, sí cayera en el olvido, desaparecería por ser única y originaria de nuestro municipio. 

En el año 1762 entra de cura en El Valle (actual Santiago del Teide) don José Antonio León Ferrera. Allí comenzó a arremeter contra la inmoralidad del Señor del Valle, don Fernando del Hoyo, pero este supo defenderse de aquellas críticas haciéndole la vida imposible al párroco que terminó refugiándose en la iglesia de Guía. 

Esto hizo que en 1773 el obispo enviara a fray José de Estrada a la parroquia de El Valle en un intento de apartarlo del desenfreno con el que vivía en el convento franciscano de Los Realejos. Allí, el fraile era incapaz de reprimir su deseo y se dedicaba a seducir y cortejar a damas pertenecientes a la élite social realejera. A diferencia del anterior párroco, fray José de Estrada congenió muy bien con don Fernando del Hoyo, convirtiéndose en compinche de sus aventuras amorosas. 

Tres años después, don Fernando murió, dejando solo al fraile en sus fechorías. Fray José volvió a centrarse en sus feligresas, cometiendo numerosos casos de abuso, algo a lo que estaba acostumbrado antes de llegar a este lugar. Sus deplorables actos y su doble moral se escondían tras la máscara de 'fray Luca' o 'fray Lucas', una denominación con un doble sentido que, con la sustitución de la L por la C, hacía referencia a las cualidades del fraile. El caso más escandaloso fue el embarazo de su criada que ocultó casándola con otro criado. 

Este hecho hizo que el obispo lo destituyera de su cargo. Sin embargo, en 1793 se exculpa al fraile y este pide secularizarse. Para ello necesitaba contar con cierto patrimonio que le permitiera sobrevivir. Entonces, don Juan del Hoyo (sucesor de don Fernando) constituyó un Patronato formado por cuatro tierras, una de ellas cerca de Chío, en el término de Guía. Después de que la Iglesia comprobara que todo estaba en orden, el Patronato fue aprobado en 1794. El pueblo no entendía cómo se podía premiar la vida tan inmoral de este señor y lo condenaron a arder en la hoguera perpetuamente. A partir de entonces, cada año aparecería la figura de 'El Lucas' como un muñeco de pinocho o paja que después de una procesión satírica acababa en la hoguera. Fray José de Estrada no se secularizó y siguió de fraile en los conventos de Garachico, Puerto de la Cruz y Buenavista. Después de muchas denuncias, en 1805 el tribunal de la Inquisición lo condenó a prisión. 

La forma más sencilla de motivar a la gente para mantener esta tradición es invitarles a venir disfrazados el viernes 21 de marzo a las ocho de la tarde en plaza de Garachico para que vivan desde dentro esta tradición. ¡Seguro que repiten!