En unos días Nieves Bravo y Javier Peñapinto se subirán al escenario del Teatro Leal de La Laguna con una de las apuestas más interesantes de la compañía Morfema para esta temporada,'¡Ay Carmela!'. La obra de José Sanchis Sinisterra, dirigida y adaptada por Ricardo del Castillo, cuenta la historia de Carmela y Paulino dos actores de revista que en plena Guerra Civil española actúan en la España republicana, y que por error cruzan las líneas y son hechos prisioneros por los franquistas. Charlamos con sus protagonistas, que no son otros que Nieves Bravo y Javier Peñapinto, pareja en la obra y en la vida real, para conocer de primera mano sus impresiones al respecto.
Lagenda.- ¿Cómo valoran su paso por ‘¡Ay Carmela!’? ¿Qué aportan Javier y Nieves a esta obra?
Nieves.- Aportar algo nuevo a la obra, después de haber sido interpretada por grandes actrices como Carmen Maura en cine o Verónica Forqué, entre otras muchas, es hasta temerario. Pero sin duda cada actriz, junto a la particular visión del nuevo director, es completamente diferente a la anterior. Si mi aportación al personaje gusta o no lo dejo en manos del espectador.
Javier.- Para cualquier actor el personaje de Paulino es un regalo. Su compleja humanidad te permite abordarlo desde muchas facetas pero solo desde la verdad puedes hacerlo creíble.
Lagenda.- ¿Fue una idea de Morfema meterse en esta producción o cómo se inició este proyecto?
J.- La propuesta nace de Morfema Teatro. Que su director haya pensado que nosotros podríamos darle vida a Carmela y Paulino es un orgullo y una gran responsabilidad, porque exigen que te desnudes y te lances al vacío sin temores. Solo así el personaje crece y te hace crecer como actor y persona.
Lagenda.- La obra está ambientada en la Guerra Civil. ¿Cómo se sintieron al interpretar a personajes en una época tan oscura en España?
N.- Es un periodo que no he vivido personalmente, pero si sus secuelas. Mi propio padre luchó en esa guerra fratricida. Esto hace que sea capaz de ponerme en el pellejo de ambos personajes, sintiendo empatía tanto por el que no quiere tomar partido, como por el que se revela contra su opresor, o con el que juega en ambos bandos con tal de sobrevivir. En cuanto a la dificultad para hacer el personaje, no me costó demasiado ponerme en la piel de Carmela, una mujer paradójicamente con los pies muy en la tierra, una comedianta, como yo, que solo intenta vivir de su profesión dignamente, satisfacer al público y a si misma.
J.- La dificultad es grande, pero partimos de un texto magnífico que te facilita el acercamiento a los personajes. El trabajo conjunto de director y actores persigue hacer llegar este texto con naturalidad y eficacia a los espectadores. Si lo conseguimos o no, depende de nuestra entrega al proyecto. Y como siempre la última palabra la tiene el público soberano.
Lagenda.- ¿Se puede tomar con humor la experiencia de Carmela y Paulino?
N.- Son unos pobres desgraciados, que de tantos palos y penurias al final te acaban provocando la risa con sus peripecias, pero también te inspiran una gran ternura. Al fin y al cabo la comedia es drama prolongado en el tiempo.
Lagenda.- ¿Qué quieren que se lleve el público del Teatro Leal al salir de la sala?
N.- Primero conocer retazos de nuestra historia reciente, aunque sea a través de la ficción, para que no se repita, y para que no se olviden tantas injusticias y atropellos. Y en segundo lugar, que se lleven el aroma de estos entrañables personajes, espero que les cojan tanto cariño como el que nosotros les hemos cogido.
J.- Sin más pretensión que la de un buen trabajo que intenta mostrar una época oscura y cargada de brutalidad a través de unos personajes que enamoran por su humana debilidad y ganas de vivir.
Lagenda.- ¿Cómo ven el panorama teatral en Canarias actualmente, se puede vivir de esto, o seguimos con la misma falta de aprecio a los actores (y cómicos) como se ve en la obra?
N.- Seguimos teniendo una situación económica precaria, no tenemos grandes diferencias en condiciones laborales con esos tiempos, solo una mayor burocracia. Los altos impuestos y la baja valoración por la cultura, en general, provocan poca continuidad en esta profesión. La consideración social tampoco ha mejorado mucho, cuando se habla de crisis se anteponen otros trabajos considerados mas necesarios, sin darse cuenta que de la cultura y el ocio se alimenta nuestra mente, nuestro espíritu, además de las miles de familias que comen por y para que otros se diviertan. Luego, esta profesión es tan necesaria como cualquier otra en la sociedad.
Lagenda.- ¿Cómo surgió vuestra vocación por el teatro?
N.- En mi caso desde siempre sentí el deseo de participar en todo acto artístico y escénico que se producía a mi alrededor. En mi pueblo, Breña Baja, La Palma, ha habido una gran afición por el teatro desde siempre. Para mi el teatro y el cine eran una ventana abierta al mundo, un mundo muy diferente y apasionante donde vivir nuevas vidas y conocer otros mundos. El vivir en un lugar pequeño te hace anhelar abrir fronteras. luego, al llegar a Tenerife para estudiar en la Universidad tuve la gran suerte de encontrarme con La Escuela de Actores de Canarias. A partir de ahí enfoqué mi vida hacia el mundo de la interpretación.
J.- Desde que tengo uso de razón, no he querido hacer otra cosa que ser actor. Sigo preguntándome por qué.
Lagenda.- ¿Creen que sus personajes en “En clave de Ja” ha sido una experiencia artística determinante en sus carreras?
N.- Sin lugar a dudas. Diría que casi todo lo que he aprendido de los resortes de la comedia lo he hecho ahí. Es un lujo y un aprendizaje bestial hacer un programa de televisión y una obra de teatro al mismo tiempo. Una obra de hora y media, con público en directo, con tan solo cuatro días de ensayo, como las viejas compañías de repertorio que estrenaban obra cada semana. Es verdad que no hay tiempo de perfilar, pero por otro lado los personajes los vas creando y mejorando capítulo a capítulo, en este caso, durante los últimos 13 años. Y en cuanto a mi personaje principal, Panchita, me sigue apasionando y enseñando como el primer día. Con este personaje hago un trabajo muy cercano al clown.
J.- Por supuesto. La necesidad de crecer como intérprete se basa en la continuidad del trabajo, y en este sentido 'Clave de Ja' me ha brindado esta posibilidad.
Lagenda.- ¿Qué tal llevan la continuidad entre la vida personal y profesional?
J.- No es fácil en esta profesión…pero es menos difícil estando juntos.
Lagenda.- ¿En su futuro se ven solo haciendo teatro? ¿Qué sueño artístico les queda por cumplir?
N.- En un futuro me veo haciendo todo lo que el mundo de la interpretación me ofrezca, teatro, cine, televisión, radio… Me gusta experimentar con todos los palos de la baraja, siempre que el proyecto me resulte interesante.
J.- Mi sueño ya lo cumplí. Vivir de mi profesión en el lugar que quiero me colma.
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