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Lo nuevo de Malaspecto

¿Fueron Malaspecto un grupo adelantado a su tiempo? Es bastante posible. ¿Qué hubiera sido de ellos si su primera etapa hubiera coincidido con el actual imperio de youtubers y redes? Nunca lo sabremos. Pero hay que reconocer que es fácil imaginar canciones como ‘Estoy muy mal sexual’, ‘Me he enamorado de mi tele’ o ‘Qué bonito es el amor, supongo’, por poner sólo unos ejemplos, siendo carne de meme y viralizándose allende las redes.

Los cierto es que la historia de este singular duo de pop minimalista y distópico, continuadores de la esencia de bandas Glutamato Yeyé o Almodóvar & McNamara, vivió una primera época, en la década pasada, donde se convirtieron en un auténtico grupo de culto de la escena local. De culto, porque es evidente que no obtuvieron un gran éxito comercial, pero también porque contaban con un público respetable (en cantidad) pero auténticamente fan: se sabían y cantaban las letras, consideraban sus maquetas como algo valioso (y del proyecto paralelo El Capitán Esmegma y sus Poluciones Nocturnas), algo comprensible en una época donde la crisis de canales tradicionales convivía con la inexistencia de las plataformas actuales de distribución musical.

Composiciones rápidas y certerasconstruidas sobre brillantes ideas que giran de manera recurrente en torno a la idea de una especie de apocalípsis bioquímico y sexual.

En 2013, tras un lapso de nueve años, el proyecto revive con el inestimable apoyo de Julio “Hombre Bala” que acoge esta nueva etapa en su sello El Hombre Bala Records y editan “¡Qué Poca Vergüenza!/Canciones Obsoletas”, un trabajo donde se recopila material antiguo que nunca había visto la luz. Y, por fin, tras un ciclo de actuaciones más o menos periódicas, llega en este 2018 “Alejate de esto (Próximos fracasos)”.

Nada menos que 26 canciones nuevas nuevo trabajo que suponen una profundización en los pilares esenciales de la movida Malaspecto: composiciones rápidas y certeras (sólo dos de ellas alcanzan los dos minutos, para hacernos una idea…) construidas sobre algunas brillantes ideas que giran, de manera recurrente, en torno a la idea de una especie de apocalípsis bioquímico y sexual, más allá de la consabida decadencia cultural que propugna todo grupo underground que se precie. Si no lo creen, sólo escuchen cortes como ‘Fitoxenofobia’, ‘Nutricioterrorismo’, ‘Vegano Caníbal’ o ‘Sopa de Metacrilato’.

 

Tampoco vamos a encontrar, en el plano estético, ni un ápice de renuncia a sus directrices clásicas: en lo sonoro, todo se basa en algún tipo de Casiotone, auténtico, MT 40 o similar. De hecho, el grupo cuenta actualmente con un “ejemplar” en Tenerife y otro en Las Palmas, para evitar desplazamientos a instrumentos tan de época. Y en lo visual, es cierto que es necesario verlos en directo para comprender la magnitud, siguen encumbrando a lo que podría llamarse adefesio de mercadillo, siempre acompañados de su siempre fiel fregona María Elena, amiga y compañera.