'Ni que nos vayamos, nos podemos ir'

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Elvira tiene la necesidad de irse pero también ganas de quedarse. Forzada a emigrar a sus 63 años, se aferra a sus recuerdos y pertenencias, porque se siente perdida. Sus nietos crecen en Inglés y sin abuelos. Su otra hija que queda en Caracas tratando de construir un país mejor; su hogar, costumbres,vecinos y afectos de siempre, son sus razones para quedarse. Pero logra el consuelo de la certeza de que si se va, es para volver.
La urgencia de la diáspora creciente que afecta a la familia venezolana es el tema de esta obra de Lupe Gehrenbeck, que conmueve desde los primeros minutos.
Escrita desde el corazón, llega al corazón.