Tortilla. Empanada. Ensaladilla. Ensalada de cous-cous. Croquetas de pescado. Paella. Ensalada. Caldo. Buñuelos de pollo. Carne fiesta. Brownie. Bizcochón. Tarta de manzana. Cervezas. Vino del bueno. Y más cosas en una mesa larga donde disponer la abundancia para recibir el primer domingo del año. Saturados de navidad, con fiestas para todo, me digo que hay una para despedir el año viejo pero no tenemos tradición que celebre el recién llegado, para decir 'viva lo que aún no conocemos'. El día está precioso. El solar lleno de sol que caldea los abrazos de encuentro y subraya las sonrisas a las dos de la tarde. La música nos da una base para estar más a gusto. Parece que hay apetito en todos los sentidos. Y sorpresa general, porque somos muchas las personas llegadas a compartir la mesa para asistir a la subasta de arte de las cinco con las barrigas y los corazones llenos.
Si no sabes muy bien lo que es la asociación SOLAR haz click en ese enlace y curiosea. Será mejor que lo que yo te cuente. Solo diré que no soy el único que piensa que es el proyecto cultural más importante ahora mismo en Tenerife. Y no digo sociocultural porque ese término compuesto puede resultar un tanto perligroso. Porque como la acción y filosofía de SOLAR es auténticamente cultural, la parte de 'socio' está icluida e imbricada en 'cultural', como es y debe ser, y decir sociocultural sería reiterativo.
Dicho esto, comentar que mientras la gran familia heterodoxa e improvisada a la que dimos forma compartía la comida, la risa y las palabras hubo momentos para todo. También para tener un momento de abstraerse, disociarse de lo que estaba pasando. Para salir fuera, dejar de participar un momento y hacer de observador. Y comentar entre algunos: 'Mira a tu alrededor. Mira esto. Grupos de amigos que se mezclan con otros que no lo son y empiezan a serlo. Abuelos. Niños corriendo y dándole tortilla a un perro que acaban de conocer. Socios de Solar. Sus familiares, que han traído una tortilla, o una mesa o una paellera. Gente que asiste por primera vez. Despistados que pasan por la calle y entran a curiosear. Esta performance, contenedora de eventualidades, de almuerzos, de subasta, de afectos y de otras obras de arte es tal vez la obra más bonita que se pueda imaginar'.
Por si no lo sabes tampoco, te cuento de la subasta. No sabíamos que la comida fuera a ser un éxito tan sabroso y multitudinario. Y lo mismo con la subasta. Cuánta generosidad: de quien puja. De quien pone la obra. De quienes subastan. De los comensales. Un conjunto heterodoxo de artistas vinculados a SOLAR cede piezas para su venta. Lo recaudado se divide entre cada uno y la asociación. Al fin y al cabo, dentro de este capitalismo monstruoso hay pequeños reductos al modo de aquella aldea gala, espacios como este solar donde jugar con el paroxismo del movimiento de papeles que es el comercio. Y yo que abarato mi obra no la devalúo, sino al revés, y habrá quien pujando se la lleve y aporte un dinero a una asociación que colocará esa cantidad en el proyecto de otro artista, que producirá una nueva obra que de antemano llevará todo este valor añadido. Digamos que nacerá en un contexto con unos valores. Tenemos claro que el sistema no nos los dará. Sigamos pues trazando este pequeño sendero entre todos los pasos.
Muchas personas se unen a nuestra sobremesa. El comedor se transforma en espacio para la puja. Algunos vienen a pasar el rato, otros a ver si por casualidad se llevan un regalito de reyes. Otros tiene claro que están enamorados de una u otra obra y vienen a por ella. Quienes antes fueran cocineros-camareros-anfitriones ahora se convierten en azafatos-presentadores de obras para enseñarnos más de 20 piezas a elegir. Ante el micrófono se calza un espléndido Javier Cuevas, un tanto enajenado e irreconocible hasta para sí mismo.
Javi no viene del oficio del teatro, de la técnica para enganchar al público, de la tradición de ese disfrutarse en una exposición compartida, de ser juglar. Por eso tampoco ha tenido que salir de ello para entrar en temas más 'contemporáneos'. Y por eso también cuando lo vemos reirse se sí mismo de esta forma, entre presentador y bufón, haciendo cabaret sin ser consciente de que lo hace, a lo que accedemos es a toda la frescura que tiene para hacerlo, que lo suyo no es un volver a nada, sino una primera vez para todo. Además, si lo conoces sabrás que en su caso los catarros tienen un efecto deshinibidor, y todo eso mezclado con la increíble energía generada entre todos produjo las carcajadas, y querer que se alargara un poco más alguna puja para que no se acabara una broma.
Pero sí que se vendió. E incluso, sí que se peleó por algunas piezas, haciéndonos pasar de la fiesta de algunos momentos a la emoción de algunas batallas por hacerse con algún trabajo.
Nos vamos recogiendo despacio, sin ganas de irnos, con todo vendido, algunas piezas por una cuantía elevada (aunque bien es verdad que muy por debajo del habitual en una galería u otro lugar, donde muchas piezas tendrían un precio más alto). Sin embargo, si como digo, en general las obras tuvieron esos precios más asequibles, no ocurrió lo mismo con su valor. Y está claro que todos distinguimos entre una y otra cosa, pero en esta ocasión, sin perder su independencia, las piezas, como parte de un contexto, llevan consigo el lugar, la forma y los objetivos de la subasta: financiar las residencias artísticas del presente año.
Igualmente cargadas de esto nos fuimos todas las personas. Algunas sin poder contener el entusiasmo, expresando lo bien que se lo habían pasado diciendo, casi pidiendo que habría que hacerlo más, una vez al mes. No, no es la idea. Que la subasta no era un fin. Gracias a haberlo pasado tan bien han ocurrido dos cosas: nos hemos mezclado, empiezan a liarse nuevas relaciones. Y se ha recaudado una pasta con la que hacer más. En esas nuevas actividades volveremos a encontrarnos. Nos saludaremos con una sonrisa recordando este día. Pasará lo que todavía no existe. Porque le estamos dando valor a lo eventual, no a lo establecido. Y todo esto no tiene precio.
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Gracias SOLAR Acción Cultural por ceder las fotos para ilustrar esta entrada. Gracias también por estar al mando de organizar con tanto esfuerzo y cuidado algo tan bonito e importante.
Gracias igualmente a los gestos preciosos e igualmente importantes de las familias de "nuestros solares y solaras", siempre al pie del cañón sabiendo cómo dar ese apoyo: escuchando y estando tanto para un roto como para un descosido, que aquí quien no hace una empanada consigue un par de carpas o una caja de botellas de vino. Si es que al final venimos de donde venimos y la familia se realiza dando esa ayuda, y así nada es solo nuestro y hay tanto para todos.