101 Brass Band.
Café Quilombo, 3-7-2015.
Foto: Vector Álvarez.
Crónica: Helia Garrido.
El Café Quilombo, que recientemente se ha trasladado a una nueva ubicación, en la Plaza Quinto Centenario, acogió la noche del viernes a la charanga orotavense ‘101 Brass Band’. Esta banda se alzó el pasado mes de mayo con el segundo puesto en el festival nacional de charangas, en representación de Canarias, compitiendo con otras 14 agrupaciones de distintas comunidades de España. Por lo que fue una oportunidad única poder descubrir el poderío de una de las formaciones más interesantes del panorama local.
Con apenas más de un año desde sus inicios, este grupo compuesto por once músicos (un saxo tenor, una tuba, dos percusionistas, tres trompetas y cuatro trombones) procedentes de diferentes partes del Norte de Tenerife, animaron de manera muy amena y sorprendente al público congregado en el lugar.
Comenzaron con un breve espectáculo en la calle para atraer la atención, luego se trasladaron al interior del local donde empezaron a tocar su amplio repertorio musical a base de instrumentos de metal. Entre sus partituras siempre están presente los aires latinos de cumbias, versiones modernas de diferentes canciones conocidas y temas de raíz jazzísticas al más puro estilo 'Marching band' de Nueva Orleans, siendo visible sus arreglos y versiones con su toque personal.
La personalidad de esta banda y el entusiasmo que pusieron, además de la forma en la que se entregaban a su público, consiguieron que fuera muy difícil ver a personas sentadas y no en la pista de baile dando sus pasos al compás y al ritmo de la música.
Fue bastante curioso el ver como uno de los componentes tenía un casco con un megáfono, en el que a comienzo de cada canción daba una pequeña introducción de lo que se iba a oír, e incluso en más de una ocasión recomendaban los pasos que se debían de seguir, y su público, como era de esperar, seguían las recomendaciones y creaban una coreografía, asegurando la risa y la diversión.
La primera pregunta que se me ocurrió cuando escuché el nombre de este grupo, era de donde procedía el número 101, y precisamente hace alusión a la línea de guaguas regulares que va desde el Puerto de la Cruz hasta Santa Cruz, y viceversa. Esto lo utilizan a modo de metáfora, puesto que sus numerosas paradas a lo largo de su trayecto coincide con el espíritu de llevar la música a todas partes del planeta.
Sin duda, y valga la redundancia, estos músicos en todo momento dieron la nota, no solo por su peculiar estilo, sino por su marcha y energía positiva que aportaron. Prueba de ello, fue que cuando se acercaba el momento de la despedida, la gente, sin ganas de terminar la velada, les pedían más canciones, con el objetivo de seguir disfrutando del momento y que no acabara la noche.
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