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El Kanka saltó con arte y dio un repaso

El 28 de marzo el túnel del Aguere retumbaba con el sonido de gente que reía y sonreía, porque antes de las nueve ya estaban felices, sabiendo que nos esperaba el concierto de uno de los pilares del buenrollismo de la música en España. 2 horas después, salí del local aún más feliz si cabe, gracias a un Kanka que supo ofrecer, en la sala más grande del Aguere, un concierto que fue también un repaso a toda su trayectoria musical.

Nuestro artista entraba bien acompañado, aparecía en el escenario con ganas de hacernos disfrutar junto al bajista Peter Party, conocido por trabajar junto a la gran Nathy Peluso, y una banda que se completaba con El Manin a la batería, luego a los timbales y también haciendo beatbox, y una segunda guitarra que acompañaba en los coros de una manera espléndida.

Antes del concierto la gente se preguntaba si el cantante optaría por las canciones de su último disco, quizás un poco más lento, o si en vez de eso preferiría hacernos bailar con sus temas más conocidos. Lo que quedó claro fue que Juanito Gómez Canca es un hombre muy listo, es un artista que conoce a su público, y por eso supo hacer un equilibrio entre las canciones de su último disco, donde no faltó el momento de ukelele y la calma que rezuma la canción 'Por tu olor', y las viejas conocidas en una sala grande y llena, con una banda plena de energía. La canción perfecta para definir lo que estaba empezando, y continuó, fue la segunda canción que cantó su ‘Qué bello es vivir’, resumen perfecto de lo que el público estaba viviendo, y bello fue también que, a medida que avanzaba el concierto, nos fuera convirtiendo en animales que no pararon de bailar durante 2 horas, en las que el calor de la sala no fue capaz de frenar el ánimo de los asistentes. El concierto terminó con uno de sus clásicos: ‘Canela en rama’.

El público que llenó el recinto insignia de los buenos conciertos laguneros se entregó en voz, supo acompañar todas las letras y, aunque a un gran sector le faltó la batería suficiente para bailar desde el corazón las canciones de El Kanka, yo tuve la suerte de encontrarme entre la marea de gente más movidita, donde el baile, los pogos, las cervezas por los aires y la felicidad acompañaron un concierto en el que el ambiente era de muy buen rollo, ¡y lo poco que nos podíamos quejar! Todo lo que vino después de la puesta en escena fue solo la continuación de la gran atmósfera que consiguió crear El Kanka en el Aguere Espacio Cultural esa noche.

Crónica de Óscar Álvarez Díaz