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alicia ramos

"Es probable que vengan a embargarme la guitarra a mitad del concierto"

Encuentros en el Mar dedica la edición de 2018 a visibilizar, analizar y difundir las realidades trans a través de la experiencia y la labor de artistas y activistas canarios que luchan por extinguir la transfobia y potenciar los derechos de este colectivo. En este contexto, hemos aprovechado que la cantautora tinerfeña Alicia Ramos actúa en el Café Quilombo este jueves 22 a las 22:00 para charlar sobre estos hechos, la canción de autor y su nuevo álbum.

.- ¿Qué posibilidades tiene la canción de autor para visibilizar y hablar de las realidades trans y LGTBIQ+?
.- Mis canciones no hablan de la realidad trans ni LGTBIQ+, la verdad, yo hablo más de otras cosas: de las Empresas de Trabajo Temporal, del Fondo Monetario Internacional, del borrado del papel de la Unión Soviética en la II Guerra Mundial, de niñas que pintan la pared del patio del cole, esas cosas. Así que no puedo opinar con autoridad sobre la canción como vehículo de reivindicación del colectivo LGTBIQ+.

.- ¿Crees que las personas humanas llegaremos algún día a usar un lenguaje inclusivo, sin fisuras ni críticas? ¿Cómo consigues que este lenguaje pueda calar en otros públicos ajenos a estas realidades?
.- Con respecto al lenguaje inclusivo tampoco sé si estoy capacitada para responder a eso. Supongo que todo este debate parte de la asunción de las desigualdades y de cómo el lenguaje contribuye a perpetuarlas, creo. Pero no me parece que cambiando el símbolo vaya a cambiar profundamente la realidad. Y no trabajo mucho el lenguaje inclusivo como tal, sí que procuro elegir las palabras de manera precisa para decir lo que quiero decir exactamente, pero no tengo un compromiso personal adquirido con determinadas propuestas de lenguaje inclusivo, no es mi trabajo. Me basta con no ser excluyente.

Soy muy primitiva en ese sentido, el vínculo que siento con nuestra cultura y nuestra historia está muy lejos de ser racional.

.- ¿Sacrificas tu tiempo de creación artística por tu activismo, o puedes compaginar todo al 100%?
.- Qué va. Ni siquiera me considero activista. Durante cuatro años colaboré muy estrechamente con una organización de familias de menores transexuales, Chrysallis, porque las circunstancias de mi vida me llevaron a ejercer de "madre a tiempo parcial" de una niña trans y también era muy activa, hasta hace un año, en el Octubre Trans de Madrid. Pero últimamente no creo que merezca ser considerada activista.

.- ¿Cómo esperas que sea tu experiencia con el Festival Encuentros en el Mar? ¿Cómo te sienta volver a Canarias?
.- Pues tengo que acordarme de llevarle almogrote a la niña trans de la que hablaba, si no me manda de vuelta. Me encanta volver a casa, claro. Llevo en Madrid casi veinte años y aún sueño con las islas casi todas las noches, y las llevo tatuadas en el lomo. Soy muy primitiva en ese sentido, el vínculo que siento con nuestra cultura y nuestra historia está muy lejos de ser racional. Ahora estoy enganchada con la historia de la población isleña de la Louisiana, creo que porque de alguna manera me siento muy cercana a sus destinos.

 

.- ¿Cómo ves el presente de la canción de autor en España? ¿Eres más de Marwan o de El Kanka?
.- El Kanka es amigo, al otro no lo conozco. Creo que el género goza de buena salud. Yo veo cosas maravillosas como Road Ramos, Íñigo Coppel, La Mare, La Otra, bueno, todo el grupito que tenemos en Arte Muhé, pero tengo una debilidad especial por Patricia Lázaro, yo no he visto cosa igual. Estuvo hace poco tocando en La Laguna, creo. Me encanta su forma de trabajar, su forma de ir tratando el repertorio, la conexión con el público, hasta su forma de sudar en el escenario, me parece un espectáculo.

Trabajo mucho últimamente con compañeras mucho más jóvenes que yo y me alarma la importancia que le dan a la promoción en redes, da la impresión de que le dan más peso que al propio contenido.

.- ¿Qué supone para ti ser un icono y un referente trans?
.- No creo que yo sea tal cosa. No lo creo. Además, no me gustan los iconos ni los referentes. Bueno, salvo Etta James. ¡Y Rosetta Tharpe! Y Angela Davis, claro.

.- ¿Qué tal está funcionando tu Lumpen Prekariat? ¿Contenta con el resultado?
.- Encantada, todo según lo previsto. Muy bien. Ya si me muero hay diez canciones más que se salvan, que era el objetivo fundamental.

.- ¿Cuáles son tus próximos pasos, más promoción, más giras, más prekaria?¿Cómo te llevas con la promoción en las redes sociales?
.- Trabajo mucho últimamente con compañeras mucho más jóvenes que yo y me alarma la importancia que le dan a la promoción en redes, da la impresión de que le dan más peso que al propio contenido. O que sustituyen el contenido por la promoción, directamente. Yo no tengo intención de ser famosa ni nada de eso, yo solo quiero tocar un poquito mejor cada vez con gente que toque honestamente en sitios en los que nos traten bien y poder comer un par de veces al día, vivir a un ritmo que me permita tener una perspectiva serena de qué es lo que estoy haciendo. Un lujo, vaya.

.- Hablando de precariedad... Uno de los colectivos más castigados a la hora de acceder al mercado laboral es el trans, además eres cantautora y por si fuera poco, reivindicativa. ¿Puede pagar las facturas una artista de tu talento que viva estas tres realidades?
,. No, no puedo. Es probable que vengan a embargarme la guitarra a mitad del concierto. Pero lo he incorporado como parte del show.

.-¿Qué se puede encontrar el público que vaya a verte al Café Quilombo?
.- Una lista de canciones sólidas defendidas con gusto y oficio. Como mínimo. Si la cosa va bien, mucho más.