Regresa Verano de Cuento con su oferta veraniega de narradores a El Sauzal, una localidad de lo más agradable para acudir los fines de semana a disfrutar de la actividad que nos propone este veterano Festival de Narración Oral que cumple 26 años haciéndonos soñar, y que los viernes y sábados, desde el 18 de julio hasta el 30 de agosto desplegará su abanico de emociones.
Con una flecha autorecursiva que indica la misma posición de inicio y con un encabezamiento que reza 'XXV+I' en un alarde de álgebra romano, se nos ocurre que Verano de Cuento 2025 deja atrás una etapa para comenzar otra, o una especie de regresión progresión, o uno de esos necesarios reseteos que han puesto de moda los gurús de la auto ayuda.
Con tanto enigma en la cabeza, y otros pocos en los bolsillos, no se nos ocurre nada mejor que preguntar a Juan Reyes, responsable de Verano de Cuento, que amablemente accedió a responder a Lagenda.
Juan Reyes.- He de empezar diciendo que no se nos ocurría ninguna otra manera de llamar la atención. Entiendo que la pregunta, seguramente, viene a cuento de la idea de llamar XXV+I a esta edición que empieza, y es que veintiseis años llamando la atención son muchos recursos consumidos. Luego se me ocurrió justificarlo con el argumento de que, no importa cuántos años lleves con esto, siempre tienes que estar comenzando de cero. Ejemplo uno: llevamos veintiseis años pidiendo autorización para hacer esto en el mismo sitio, cuarta arriba, cuarta abajo. ¿Sabrá quien corresponda que cada año en las mismas fechas va a pasar lo mismo otra vez? Sí, ¿no? Pues no importa.
llevamos veintiseis años pidiendo autorización para hacer esto en el mismo sitio, cuarta arriba, cuarta abajo.
"Es que la legislación y las exigencias cambian". Ya, ya. Se espera que comencemos de nuevo el trámite. Ejemplo dos: ¿Sirven las estrategias de promoción, difusión, búsqueda de recursos… del año pasado para este? Respuesta corta: No. Pues, eso. Volver a empezar. Lo de resetear mola por el texto y el subtexto. Me remito a la primera frase.
J.R.- Gracias por el halago. Su revista también parece muy feliz. Y me aventuro a creer que sí, que Verano de cuento es un festival feliz, y me atrevo a decir que podría ser porque parece haber conseguido escapar del encorsetamiento al que parecen abocados los encuentros relacionados con la cultura, porque tiene una forma de relacionarse con su gente de forma amena y chispeante.
Verano de Cuento [...] tiene una forma de relacionarse con su gente de forma amena y chispeante.
Creo que no puedo estar completamente de acuerdo en absoluto con que quizá sea feliz porque no hay humor porque creo que el humor está siempre, aunque digamos cosas serias.
J.R.- Respuesta a las dos últimas: Sí y también.Respuesta a la primera y desarrollo de la respuesta anterior: he podido lidiar todos estos años con ello reseteándome año tras año (mira, ya salió otra vez la palabra esa), porque mira que han cambiado las condiciones una y otra vez en todo este tiempo. Ojo porque la frase 'han cambiado' no es impersonal en esta ocasión. Es absolutamente personal. Han cambiado las condiciones una y otra vez. Alguien las ha cambiado una y otra vez y así es imposible centrarse en el desarrollo de un proyecto. Ejemplo uno: este año todo es la agenda 2030, la agenda 2030 y todo el mundo a vueltas con que si el transporte público y con que si los envases y con que si los focos de bajo consumo. No hay ejemplo dos.
J.R.- Las nuevas generaciones seguimos siendo, sospecho, las viejas generaciones. Quizá sea porque solemos ser los veteranos de las tribus quienes nos dedicamos a mantener estas tradiciones. Y porque la juventud tiene otras vías para comunicar sus cosas tradicionales.
Las nuevas generaciones seguimos siendo, sospecho, las viejas generaciones.
J.R.- Pues fíjate en que ahí sí que veo futuro, y quizá sea porque nos han estado prestando sus oídos desde la infancia; desde las barrigas, incluso. Tenemos una juventud entrenada en el arte de escuchar relatos.
J.R.- Sorprendentemente para mí, que pensaba que el freeStyle rap que lanzamos iba a atraer a la juventud hasta las gradas, esta iniciativa está atrayendo a un público muy ecléctico que disfruta muchísimo de la capacidad de las personas que batallan cada sábado por la noche. Batallas batallas no son porque está pensado como formato espectáculo, aunque, claro, lo llevan en la sangre. Tienen una capacidad envidiable para tejer historias con las pistas que el público les ofrece y desgranan unos relatos maravillosamente efímeros que son para aplaudir hasta romperse las manos. Y este año, además, habrá juegos nuevos. Ya lo creo que hay buena literatura en el rap.
J.R.- Y en el certamen de relato, sí. Y tanto. Es muy complejo seleccionar seis relatos finalistas de entre los casi seiscientos cincuenta que registramos.
J.R.- En 2008 tuvimos una edición con un apartado infantil potentísimo. Casi era otro festival y tuvimos que dividir los recursos; personales, materiales y económicos y fue un desgaste tremendo. Ahora que las condiciones han cambiado con la mejora del Teatro El Sauzal las cosas son mucho más cómodas para participantes, público y equipo. En 2018 Darío Cardona nos propuso recuperar el apartado infantil, lo pusimos en marcha en 2019 y hasta la fecha. Hay que reconocer que cuando Darío tiene buenas ideas...
J.R.- Sí. Más cerveza. Hecho de menos más cerveza. Camiones de comida, gastronetas con pinchos y con cerveza.
J.R.- Desde 2008 iba siempre como sustituto en las listas de programación, por si acaso, y teniendo en cuenta que siempre estoy y que siempre cuento... Ya el año pasado me sentí obligado a salir a contar con sesión propia porque era el veinticinco aniversario. Estrené 'Una nueva vida', un trabajo basado en un relato maravilloso de Sławomir Mrożek titulado 'En el molino, señor'. Y ya. La cosa era volver a la cueva, pero hablando con Antonio Conejo de la necesidad de mantener viva la alegría de contar por contar, de divertirnos haciendo lo que nos gusta hacer, de seguir siendo felices en un festival que también lo es, decidimos que había que hacerlo: divertirnos.
J.R.- Recuerdo cómo nos conocimos, recuerdo un trabajo de 3Proyect’OS de 2008 sobre la inmigración que sigue estando vigente, recuerdo recoger y correr bajo la lluvia para ampararnos abigarrados en un bar cercano y seguir contando… Los recuerdos que atesoro dan para otra entrevista.
J.R.- Siempre me llamó la atención que en pleno verano, con sol y calor, de pronto todo cambiase y se pusiese a llover ¡y que la gente del público se protegiese con paraguas! ¡Con paraguas! ¿Pero quién lleva paraguas en verano a una actividad al aire libre, eh? Pues debe ser esa misma gente precavida que también lleva un cojín para amortiguar la dureza de los peldaños, una rebeca o una chaqueta por si refresca, una bolsa vacía para llevarse sus propios restos de pipas o de lo que sea, una par de cervecitas frías por si no hubiese cerca… Buena gente esa.
Agradecemos a Juan Reyes sus respuestas y recordamos a lectoros y lectoras que pueden encontrar toda la programación de Verano de Cuento en su página web oficial y en el ESPECIAL que dedicamos en Lagenda a la XXV+I edición del Festival de Narración Oral
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