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Ignatius_Farray

"No soy tan buen cómico como me imaginaba"

Ignatius Farray, subido nuevamente a la ola de la polémica desde que le diera por desnudarse en el programa de Buenafuente para celebrar el Día de Canarias, continuada con su solemne declaración de “Mencey en el exilio” y su campaña de “Canarios Arios”, vuelve a la isla para ofrecernos dos shows y dar explicaciones ante esta “su gente” de todo este tinglado que ha montado con lo de ser Canario y resistirse al Godo.

.- Antes que nada, ¿algo nuevo o especial en estas dos actuaciones?

.- La gente que me conoce sabe que cuento siempre ciertas historias, pero sobre la marcha incorporo nuevas ideas. Y ahora que ha pasado todo este tema que empezó la “La Vida Moderna”, los Canarios Arios…

.- Nuestros respetos al Mencey en el Exilio.

.- Sí, se ha montado alguna controversia…

.- ¿Tocarás este tema?

.- Seguro. Desde que me dio por desnudarme en el programa de Buenafuente por el Día de Canarias ha venido toda esta cadena, así que incluso puede que haya alguna sorpresa musical con algún amigo que puede que suba al escenario conmigo y cantemos sobre esto.

.- Tú sueles ser bastante polémico, estarás ya acostumbrado, pero ¿cómo afrontas las reacciones en las redes? Las hay muy buenas y otras que no lo son tanto…

.- Te hace un poco de gracia. No esperas que la gente se lo pueda tomar tan a pecho…

.- Pues se lo toman.

.- Ya ves, lo que yo hice fue una burrada, pero sin nada premeditado. Luego te encuentras, a raíz de esto, que salta gente diciendo que “no se sienten representados”. Hombre, ¡qué raro! ¿no? Que no te sientas representado por un padre tinerfeño, separado, miope, medio loco y que se desnuda en la tele.

.- Viéndolo un poco desde fuera, ¿crees que somos especialmente sensibles, los canarios, con estas cosas?

.- Realmente, no es un tema que trate a menudo el de cosas concretas canarias.

.- Pero sí se te conoce como tal, como canario.

.- Sí, eso sí... No es que en Canarias seamos especialmente sensibles, realmente, gente así las hay en todos lados: que se toma a sí misma muy en serio. Y claro, si te metes con el tema nacionalista, dentro de esa manera de pensar hay gente bastante gilipollas. Muy tonta, muy mediocre, que se refugian detrás de esa ideología nacionalista… y luego surge una broma de este tipo y no la saben encajar, porque son torpes y no tienen sentido de la ironía. Se junta un poco todo: en todos sitios existe ese sentimiento regionalista y cuando pretendes hacer ironía con este encuentras que hay gente que no se sabe manejar. Pero vamos, es algo que existe, pero que siempre sorprende: la estupidez siempre sorprende.

.- Y sigues en la brecha, el otro día mismamente te vemos con la camisa Sabandeña, otro de los grandes símbolos...

.- Me la hicieron como regalo. En “La Vida Moderna” suelo sacar camisetas que ponen el estilo de música, dónde surgió y el año. Y ya en línea con lo de “Canarios Arios”, haciendo la comparación de que Los Sabandeños son nuestros Public Enemy… y es que para mí son un grupo terrorista.

.- Creo que hemos llegado a un punto de no retorno, así que mejor cambiar de tercio… ¿A qué sabe un pezón?

.- Pues sabe a sudor. No es una cosa que esté orgulloso de hacer, la verdad. Me dio por ahí, y ahora no sé cómo cortar este rollo.

.- ¿Se ha apoderado de ti?

.- Me he visto metido en esa rueda y no sé cómo salir… Mi plan es empezar a comer pollas. A ver si doy el saltito.

.- ¿Va a haber tercera temporada de “El fin de la Comedia”?

.- No lo sé. Pero la ilusión es continuar y hacerla. Entre la primera y la segunda pasaron dos años. Como mínimo, que no pase tanto tiempo.

.- Sorprende lo profunda o poética que resulta en momentos, para ser una serie de “humor”...

.- Sí, ese es el tono que le queríamos dar. Es una serie muy realista hasta el punto de que todo lo que se cuenta son cosas que me han pasado. Queríamos ser bastante fieles a eso. A partir de ahí, recrear esas situaciones para la ficción. Pero el punto de partida siempre es muy natural, cotidiano.

.- ¿No pretende ser cómica?

.- Digamos que no pretende ser chistosa. No hay frases graciosas, ni remates… son situaciones cotidianas donde la comedia se acaba abriendo paso de alguna forma. Es una tragicomedia, y se tratan temas delicados (mi salud y mis problemas con el corazón; o el juicio para estar más tiempo con mi hija...) de tal manera que la comedia, sin subrayarla especialmente, acaba apareciendo con naturalidad.

Para mí posthumor es tener un poco de vergüenza.

.- En relación al propio concepto de comedia, a menudo se te asocia la etiqueta de posthumor ¿conoces el término?

.- Sí. La persona que acuñó ese término es amigo mío, Jordi Costa, estoy muy familiarizado.

.- ¿Y te consideras como tal?

.- Para mí posthumor es tener un poco de vergüenza. Y en nuestra profesión, la de ser cómico, tener vergüenza significa no contentarte con lo convencional, no acomodarte con los clichés, no buscar la situación de confort estándar… empujar un poco más el límite. Es como si llegas a una isla y no te quedas en la playa, sino que quieres llegar hasta el volcán.

.- Esto cualquier Canario debería entenderlo...

.- Sí, jeje, es una buena metáfora.

.- Siguiendo con Costa, él cita cómo situaciones que no deberían ser humorísticas en sí mismas llegan a convertirse en humor, aunque puedan ser bastante dramáticas.

.- La comedia muchas veces sorprende. A priori no pensabas que pudiera haber comedia, pero según el punto de vista, sí se ve. Es más amplio de lo que uno pueda pensar. Y eso es una sensación bonita.

.- ¿Convertir algo que no lo era en humor?

.- Sí, por lo que te decía. Huyes de los clichés y, sin esperarlo, aparece.

.- El Ignatius conocido es un personaje histriónico, desatado; sin embargo, para tus seguidores también es claro que existen referentes, y que hasta cierto punto hay una reflexión por el papel de la comedia en general, y underground en particular: ¿hasta dónde está “masticado” previamente Ignatius? ¿Hasta dónde es una creación deliberada?

.- No me siento identificado con esto en el sentido de que no soy un personaje que haya premeditado, ni prefabricado para vender. La manera de ser mía encima de un escenario surge más bien por mi incapacidad como cómico: yo no soy el cómico bueno que me imaginé que podía llegar a ser. Salgo al escenario, pierdo los nervios, me dejo llevar por la histeria… y lo digo como algo malo. Yo no lo quiero, pero al final te acabas resignando, pero esa no es mi intención, aunque resulta un personaje a veces demasiado agresivo y muy al límite. Es una reacción visceral ante la ansiedad que me da estar encima de un escenario.

.- ¿Te preocupa convertirte en mainstream?

.- La preocupación es de contentarse con convertirse en una fórmula. Tener un puntito de arriesgar, de hacer comedia sin sentirse seguro y tener una ambición personal de hacer una comedia más alternativa. Estas cosas que conllevan riesgo, por sí mismas, ya no son mainstream.