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Jorge Carrión, en DLibro: "No hay ‘un lector’, sino miles de formas de leer"

Puerto de la Cruz volverá a situarse este noviembre en el centro de la conversación literaria en Canarias con la segunda edición de DLibro, el festival del libro y sus oficios, que se celebrará del 11 al 15 de noviembre de 2025. Tras el impulso obtenido en su primera convocatoria, el evento regresa con el propósito de consolidarse como una cita de referencia para quienes desean entender qué sucede antes, durante y después de que un libro llega a las manos del lector.

No se trata solo de celebrar la lectura, sino de adentrarse en su ecosistema: conocer a quienes la hacen posible, explorar los oficios que habitan el sector editorial y fomentar la curiosidad por los procesos creativos, culturales y humanos que acompañan a cada obra publicada.

El Instituto de Estudios Hispánicos acogerá una programación que combina encuentros, charlas, actividades educativas y propuestas abiertas a todos los públicos. Bajo el lema El festival del libro y sus cosas, DLibro insiste en su vocación por revelar el universo que rodea al libro y reivindicar la lectura como una experiencia compartida.

Ese espíritu dialoga con la filosofía del invitado principal de esta edición, el escritor, ensayista y crítico cultural Jorge Carrión, una de las voces más influyentes del panorama literario contemporáneo en español. Autor de títulos como 'Librerías', 'Lo viral', 'Teleshakespeare' o 'Membrana', Carrión participará el viernes 14 de noviembre a las 20:00 en una entrevista pública que promete ser uno de los momentos más esperados del festival. Conversará con el librero y editor canario Matías Silva, con la periodista Raquel Toste como moderadora, en un encuentro centrado en el papel de las librerías hoy.

La presencia de Carrión no es casual. Su obra, que a menudo reflexiona sobre la relación entre literatura, tecnología y sociedad, resulta especialmente pertinente en un momento de transformación acelerada del ecosistema cultural. "No hay ‘un lector’, sino miles de formas de leer", afirma. En su mirada coexisten distintos perfiles: el lector clásico, que continúa leyendo en papel; el lector de pantallas, que salta entre contenidos; los jóvenes que leen a través de TikTok, WhatsApp o chats con inteligencia artificial; y aquellos que siguen consumiendo miles de páginas de novela o manga en formato físico. La lectura, señala, nunca fue tan plural ni tan polimorfa como ahora, una idea que conecta directamente con el espíritu diverso de DLibro.

Esa diversidad de experiencias lectoras sitúa a las librerías en un lugar clave. Su ensayo Librerías se ha convertido en un texto de referencia para entender estos espacios como centros culturales y afectivos. Para Carrión, hoy las librerías cumplen una doble función: son refugios emocionales y, a la vez, uno de los pocos lugares donde todavía se encuentran productos culturales verificados y creados por humanos.

En un mundo saturado de contenidos automatizados, considera que su papel como espacios de confianza y encuentro adquirirá aún más valor. "Su naturaleza terapéutica, de refugio, de lugar ritual, es esencial", sostiene. Y destaca un fenómeno reciente que refleja esa dimensión: los clubes de lectura silenciosa, en los que las personas se reúnen para leer acompañadas, pero sin conversar, compartiendo tiempo y silencio.

El programa de DLibro también acogerá otros nombres relevantes del ámbito literario y editorial. La traductora y docente italiana Marilena de Chiara protagonizará un encuentro dedicado a los retos y matices de la traducción literaria. Los escritores Nicolás Melini, Blanca Riestra y David Toscana compartirán el sábado 15 de noviembre su experiencia en El oficio de escribir, una conversación destinada a mostrar la pluralidad de trayectorias, procesos y voces que conviven en la literatura actual. Con ello, el festival aspira a ofrecer una visión amplia del ecosistema literario, desde quien escribe hasta quien media entre el libro y sus lectores.

Carrión encarna además un perfil creativo híbrido, algo que DLibro quiere poner en valor: la literatura como campo de experimentación, en diálogo con otras artes y tecnologías. "Un escritor es un investigador. Mi mesa de trabajo es mi laboratorio", afirma. Su trayectoria se ha nutrido de colaboraciones con ilustradores, artistas gráficos, cineastas y tecnólogos.

Destaca su incursión en el cómic junto a autores como Sagar, Javier Olivares o Carla Berrocal; su trabajo con inteligencia artificial en proyectos como Los campos electromagnéticos o la adaptación audiovisual de Membrana; o su interés creciente por formatos narrativos alternativos. Entre sus próximos sueños creativos menciona diseñar un juego de mesa y un tarot, dos artefactos narrativos antiguos y, a la vez, sorprendentemente contemporáneos.

Su mirada crítica también se extiende a los fenómenos culturales de nuestra era. alerta sobre la expansión de la desinformación generada con inteligencia artificial, un negocio que se alimenta del odio y que considera uno de los grandes riesgos culturales y políticos del momento. Observa con inquietud la pérdida de presencia del podcast de calidad frente a formatos conversacionales más superficiales, aunque celebra el auge del fanzine y de las newsletters como espacios de creación personal y comunitaria. En lo personal, afirma haber entrado en una etapa post-redes sociales, priorizando el contacto directo con sus lectores a través de su newsletter Solaris. Aun así, mantiene su fe en los libros y en el encuentro silencioso entre obra y lector: "En las librerías y bibliotecas esperan el momento de llegar a alguien. Ese momento es extraño y mágico, y sigue teniendo mucho futuro".

DLibro nace de esa misma convicción: la de que los libros siguen generando comunidad, pensamiento, emoción y sentido. Su celebración es posible gracias al apoyo del Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, el Gobierno de Canarias y la Librería Masilva, con la colaboración del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias y el Colectivo Loba. Durante cinco días, el festival invitará a descubrir el libro como objeto cultural vivo, lugar de creación y memoria, territorio de dudas y hallazgos. Puerto de la Cruz volverá a convertirse así en una ciudad que no solo lee, sino que se hace preguntas sobre cómo leemos, por qué leemos y quiénes hacen posible que sigamos leyendo.